Los diputados de Gerardo Sosa Castelán ahora sí, ya sin rubor y con un cinismo en mayúsculas, sacaron los colmillos para atacar con todo al gobernador del estado, Omar Fayad Meneses, al decir que se pretende engañar y sorprender a Andrés Manuel López Obrador (AMLO) desde el gobierno estatal mediante una campaña mediática con la que se denuesta AL CONGRESO DE HIDALGO con la acusación de haberse hecho de una bolsa de recursos para fines políticos, pero que en realidad el mandatario les quiere carrancear esos 750 millones de pesos.
Raros estos diputados, que dicen que se quiere dañar al Congreso cuando los señalamientos son contra los peones grillos de Sosa, o sea sus diputados, y no contra el Poder Legislativo, porque de 30 representantes, sólo 20 tienen esta bolsa millonaria: los de Morena más otros 3 que aprobaron el presupuesto como ellos decidieron.
Con mentiras y suposiciones tejen una tela de araña grilla en que se hacen las víctimas y mártires alegando que ellos, como discípulos de López Obrador, siempre han cooperado con el gobierno estatal y dan a entender que en pago sólo han recibido guerra sucia y un cerco informativo.
Ya ve usted que están solos como niños de pecho y que el cerco informativo lo sufren porque no tienen un periódico y estaciones de radio que usan para quemarle incienso al patrón y para atacar al gobierno del estado que vigilan con lentes de aumento, en donde sí se puede hablar de guerra sucia.
En cuanto a su cooperación con el gobierno estatal, seguramente se refieren a todas las tonterías que hicieron para desaparecer poderes y pedir juicio político contra el jefe del Ejecutivo, acciones que los retrataron como torpes y serviles ante el amo que los manipula, por lo menos es lo que parece, como títeres de feria.
En lo que se refiere al dinero, podrán decir misa pero todo indica que se pasaron de vivos con ese abuso de grillos baratos.
Todos pudieron darse cuenta que el dinero es para acciones y obras que favorezcan a sus colores para la elección de 2020, aunque se disfracen de benefactores de los pobres. La verdad es que no les queda el papel de víctimas mientras no se quiten el de Pinocho.
Por: Adalberto Peralta Sánchez
Nací el 11 de mayo de 1946 en un pueblito que tiene una laguna con patos y un parque con bancas con el nombre grabado del donante. Una de esas bancas tiene el nombre de mi padre. Estudié Filosofía y ejerzo el periodismo desde hace varios años. Colaborar con mi hijo en EFFETÁ me llena de orgullo. Trataré de hacerlo bien.
