Despolitización: el espejo sin reflejo

La despolitización es el espejo sin reflejo de una amalgama migratoria que hoy engrosa a Morena. En este trazo, paulatinamente, muchos de los migrantes políticos asumen los costos y beneficios de su éxodo, la mayoría, en un franco oportunismo por no perder la rebanada del pastel y, quizá los menos, con el ánimo de recomponer el pasado en otra dirección política.

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Por: Carlos Barra Moulain

Carlos Barra Moulain es Dr. en Filosofía Política, su ciudad natal es Santiago de Chile, encuentra en el horizonte social su mejor encuentro con la historia y hace de las calles el espacio de interacción humana que le permite elevar su conciencia pensando que la conciencia nos ha sido legada por los otros.

El sufijo “des” hace referencia al alejamiento, separación, privación”, por ende, ya habrán descifrado mis únicos y queridos lectores lo que implica despolitización.

 

El aumento del éxodo de las fuerzas del PRIAN y partidos satélites en la nación hacia Morena, marca un cuestionamiento de forma y fondo sobre las implicaciones políticas de la defección en el engrosamiento de las estructuras de la izquierda en ascenso. La reflexión primaria tal vez se centre en aquella frase popular ¡si no puedes con ellos, únete!

 

El fenómeno de despolitización en términos doctos desde los análisis de Louis Althusser, hasta los recovecos de la cultura política de Almond y Verba, aleccionan que cuando a un tejido social lo despolitizas, su control ideológico es prácticamente un camino blando y si lo mantienes en una cultura política parroquiana o de súbdito, los hilos del poder convierten en marionetas a cualquier pueblo.

 

Pero el análisis que hoy les propongo, mis únicos y queridos lectores, tiene que ver con la despolitización de la clase política. Fenómeno que siempre existió y que hoy se refrenda en el juego de intereses del éxodo masivo de las milicias del antiguo régimen a Morena, que, con los brazos abiertos, demuestra la grandeza de su altura política o por lo menos que muerto el perro se acabó la hidrofobia.

 

En este trazo de descomposición política, hemos percibido a flor de piel en Hidalgo, en los primeros dos años del gobierno de alternancia de Julio Menchaca, cómo la casta de personeras y personeros de la vieja guardia ha generado una migración política sin precedentes hacia las huestes de Morena. Esta condición alecciona que la fragilidad ideológica y los principios políticos o no existieron o, bien, en el mejor de los casos, están supeditados a los intereses particulares y de grupo.

 

La migración política hacia Morena es de tal magnitud en la nación que ya no se distingue la tesitura del color político porque su amalgama se tiñe de guinda, sin importar que la inoculación de estirpe política sea una realidad que pueda entorpecer la marcha de las realizaciones de la izquierda.

 

En las pruebas empíricas, muchos de los contingentes políticos que hoy se unen a Morena jamás tuvieron un grado de politización plausible y prudente. En todo caso, el poder en sus partidos de origen se manejaba por retóricas sórdidas, frases huecas y vacías, y sentencias que, a fuerza de ser repetidas, crearon una “cultura política” precaria e insulsa, al grado de que esa casta se creyó sus propias arengas como que “en política todo se vale”; por ello, con gran alegría frente al fiasco del PRIAN, se vale migrar sin conciencia alguna, al fin y al cabo, en la conquista española los aventureros sobraban.

 

La despolitización es el espejo sin reflejo de una amalgama migratoria que hoy engrosa a Morena. En este trazo, paulatinamente, muchos de los migrantes políticos asumen los costos y beneficios de su éxodo, la mayoría en un franco oportunismo por no perder la rebanada del pastel y, quizá los menos, con el ánimo de recomponer el pasado en otra dirección política.

 

Si la despolitización de un pueblo es, prácticamente, una afrenta a su dignidad y devenir, la despolitización de la clase política es poco menos que el limbo del poder.

 

Es preciso revalorar este espejo sin reflejo. La despolitización es un enemigo que no ves y por ello se convierte en un alma política sin reflejo y la búsqueda del poder por el poder, reduciéndolo al ego ciego de la prebenda y la gratificación personal.

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Carlos Barra Moulain es Dr. en Filosofía Política, su ciudad natal es Santiago de Chile, encuentra en el horizonte social su mejor encuentro con la historia y hace de las calles el espacio de interacción humana que le permite elevar su conciencia pensando que la conciencia nos ha sido legada por los otros.


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