El arte de comer caca sin hacer gestos

Desde el debilitamiento de las ideologías, la conciencia ha pasado a segundo término y la verdad es el panóptico del engaño, de lo utilitario y de la mezquindad, que lo mismo se viste de vanidad que de envidia.

No puedo rehuir del uso de las redes sociales, deseo hablar y difundir para los otros, pero son los menos los que escuchan, los más navegan por blof, por engaño, y la mayor parte de los casos por aburrimiento, desdén y desencuentro social.

Me encaramo en Facebook, me he salido de esta red varias veces cuando el hastío me lastima los huevos; vuelvo por trabajo y por las ansias locas de creer que lo superfluo puede morir, que sólo es producto de la primera mocedad, pero el sol no llega y suelo huir, me fugo con desesperación y retorno a la tranquilidad. Atrás queda Facebook, el portal donde la mayor parte de las veces se aprende a comer mierda sin hacer gestos.

Es verdad que en la política de ejercicio, el arte de comer caca sin hacer gestos suele ser un instrumento para adaptarse a un medio oscuro y siniestro; pero también es verdad que no sólo la política contiene este trayecto y esto es demencial y triste, porque la humanidad es tan mierda como la mierda que se la traga desde el engaño y la opresión social.

Me aplastan las dudas de las sociedades megalómanas y superfluas, que ni siquiera disfrutan una copa de vino, que no ríen por la gracia plena del humor fino, sino por la simplicidad que evidencia que también se han vuelto simples, sin gracia, etéreos.

La gracia ha perdido gracia porque la sociedad es desgraciada, carece de ella y prefiere la imagen fácil, el sueño y la fantasía a la realidad, quedando como sonámbulos, naves al garete, viento sin brisa, o lo que es peor, pedos en un huracán.

Pocos escuchan, pocos dialogan, pocos leen, pocos saben, pocos ríen, pocos miran, pocos entienden, pocos admiten y muchos menos hablan con la verdad.

¿En dónde está el placer de comer mierda?, ¿es acaso que estamos a punto de convertirnos en coprofílicos de la imbecilidad, la estupidez y el ostracismo? , ¿por qué cambiamos el aire y lo verde por las mareas de cristal y asfalto?, ¿cuándo el humo se convirtió en el perfume de lo urbano?,¿cuándo volverá el primer aire de la mañana para regalarnos la ternura perdida?

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Por: Carlos Barra Moulain

Carlos Barra Moulain es Dr. en Filosofía Política, su ciudad natal es Santiago de Chile, encuentra en el horizonte social su mejor encuentro con la historia y hace de las calles el espacio de interacción humana que le permite elevar su conciencia pensando que la conciencia nos ha sido legada por los otros.


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CRONOS - Carlos Barra Moulain

Carlos Barra Moulain es Dr. en Filosofía Política, su ciudad natal es Santiago de Chile, encuentra en el horizonte social su mejor encuentro con la historia y hace de las calles el espacio de interacción humana que le permite elevar su conciencia pensando que la conciencia nos ha sido legada por los otros.