Francisco Olvera Ruiz: ¿cómplice o incompetente?

El sexenio pasado nos regaló grandes escándalos por corrupción de los que aún hoy seguimos teniendo conocimiento, tal como fueron los desvíos millonarios en la SEPH y el Sistema de Radio y Televisión de Hidalgo, bajo la responsabilidad de amigos cercanos al exgobernador José Francisco Olvera Ruiz.

Estamos obligados a señalar que la desaparición de 663 millones de pesos en la Secretaría de Educación Pública involucra a más de un funcionario público responsable del manejo de dichas cantidades, y pese a que solamente se han mencionado algunos nombres, existe una lista desbordante de ellos.

Comenzaremos hablando de Miguel Cuatepotzo Costeira y Aunard de La Rocha Waite, quienes debieron trabajar coordinadamente para acordar el uso de recursos financieros en el sexenio pasado y a quienes también debería abrírseles una investigación judicial para sancionarlos por su irresponsabilidad ante los hechos.

Cuatepotzo Costeira tuvo un paso breve por la Secretaría de Educación, dando de qué hablar por sus constantes romances, que lo hacían lucir como un funcionario desinteresado en el trabajo rutinario de su competencia. Parecía que sólo había llegado a cumplir ciertas órdenes de Olvera Ruiz, logrando desviar millonarias cantidades a actividades distintas, como campañas políticas (valdría la pena revisar gastos en los pasados comicios en regiones como Tizayuca), mientras que otros hablan de “bonos” sexenales en beneficio de distintos personajes olveristas.

Bajo la dirección de Cuatepotzo Costeira también el SNTE Sección XV vivió momentos de abundancia económica al ver infladas sus arcas con diversos recursos económicos, como el destinado a Escuelas de Tiempo Completo, que solamente llegaron a bolsillos de los líderes charros.

En este caso resurge el nombre de Sinuhé Ramírez Oviedo, exlíder magisterial que fue conocido entre los docentes por una dirigencia represiva, violenta, poco preparada pero millonaria.

A la par surgen nombres de diversos personajes como José Antonio Turrubiarte, Pablo Pérez Martínez, Luis Fuentes y Sergio Islas Olvera, éste último amigo y compadre de José Francisco Olvera Ruiz, quien le concedió la gracia de estar al frente del Sistema de Radio y Televisión de Hidalgo para poder dirigir la “caja chica” del sexenio pasado.

Fue en Radio y Televisión donde se encontraron las primeras pistas del desfalco olverista, pues el abandono de dicho sistema no fue por falta de operatividad sino por funcionar como canal para desviar recursos económicos que muy probablemente sirvieron para cuestiones personales.

No siendo suficiente la red de corrupción encontrada en la SEPH, se ha escuchado que también en la Secretaría de Salud existen desvíos millonarios que se ven reflejados en la pifia de edificaciones públicas, suministro de medicamentos y personal administrativo.

Durante su gestión como titular de Salud, Pedro Luis Noble Monterrubio realizó convenios para el suministro de medicamentos con la misma empresa que Javier Duarte, exgobernador de Veracruz; es decir, la empresa que se prestó a la venta de medicamentos caducos en el estado vecino, vendió medicamento a Hidalgo.

Debemos agregar que el deplorable estado de diversos edificios destinados al tema de salud en Hidalgo se debe a los turbios contratos que Noble Monterrubio sorteó con algunas empresas constructoras “amigas”. Mientras que gran parte del personal administrativo que vivió sus mejores días con el actual diputado federal continúa laborando y poniéndole el pie al actual secretario.

Menor tiempo participó Geraldina García Gordillo, pero bastante fructífero para sus amigos de gabinete, que a través de ella pudieron hacer un buen manejo de los números para “entregar” de forma suficientemente maquillada a la actual administración.

Cuatepotzo Costeira, Noble Monterrubio y García Gordillo tienen en común haber trabajado bajo la batuta de Aunard de la Rocha, quien al parecer logró hacer tan “buen ahorro” que ahora se dedica a negocios personales que le dejan elevadas remuneraciones económicas y no alberga preocupación alguna por cuestiones de responsabilidad penal, pues primero serían llamados los titulares del anterior gabinete.

Aunard de la Rocha, durante el sexenio pasado, fue el encargado de supervisar los recursos económicos de todas las secretarías, es decir que de haber existido alguna malversación, el exsecretario de Finanzas no sólo debió estar al tanto, sino que debió aprobarlo.

De la Rocha fue el operador financiero de Olvera Ruiz, por tanto tendría tanta responsabilidad sobre los hechos como cualquier extitular.

Y si hablamos de la responsabilidad del titular de Finanzas, se debería también contemplar la responsabilidad directa de Olvera Ruiz en los hechos, pues los ilícitos se cometieron bajo su mandato con personajes de su círculo más cercano.

José Francisco Olvera Ruiz está a un paso de ser enjuiciado de la misma forma que otros 16 exgobernadores del país por enriquecimiento ilícito, entre muchos otros delitos, y cada día se hace más latente su participación.

Siendo entonces gobernador de Hidalgo, se debió contar con su venia para la realización de los actos, si no estaba enterado se refleja un problema aún mayor sobre falta de capacidad para ejercer su encargo.

En suma, encontramos el porqué de la búsqueda urgente de una senaduría, que le representaría el fuero protector para dejar de ser juzgado por diversos ilícitos cometidos durante su sexenio; sin embargo, las aspiraciones cada día se ven más lejanas y las posibilidades de ser llamado a juicio se vuelven más altas.

Aunque junto a Olvera Ruiz sus amigos cercanos: Noble Monterrubio, García Gordillo y De la Rocha Waite ven desaparecer sus propias aspiraciones políticas para el año venidero, pues cínicamente pretendían aspirar a ser diputados o senadores.

Claro está: las actuales circunstancias desvían su atención de la sesión de fotos para promocionarse por una consulta jurídica sustanciosa, o tal vez para visitar en la Ciudad de México a su exjefe, que seguramente se encontrará preocupado por su actual situación.


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