Toda una revolución científica y social está gestando la inteligencia artificial (IA), que lo mismo se mueve entre los intereses económicos que los políticos. En la segunda escena (los intereses políticos), a nivel internacional ya se encumbran aquellos que intentan utilizar las prescripciones de la IA para generar control político y éxito gubernamental.
Confiriendo que, a una lectura adecuada de la realidad política, los datos suministrados a la IA podrían revelar condiciones interesantes para el análisis, pero nada ni nadie sustituye a una mente instruida para interpretar esos datos y aplicarlos científicamente a la realidad.
Ante la desesperación del PRIAN ha trascendido que sus cuadros “preparados profesionalmente” han dado paso al uso de la IA, tratando de generar elementos que les permitan entender el rumbo de Morena en el gobierno de la presidenta Claudia Sheinbaum, sus aciertos y errores. Este escenario es válido pero sórdido, porque no se puede emular el carisma desde la inteligencia artificial y, mucho menos, intentar unificar las múltiples interpretaciones de la empatía social sobre la política de Morena.
Las emociones no pueden ser captadas por la IA, pese a que puedan suministrarle datos para que intente procesarlos. Esto sucede con la emoción política, de la que la empatía y el rechazo están más allá del análisis de data dura.
Hidalgo experimenta en el Congreso local una arena política donde el PRIAN no puede enderezar más de nueve décadas de control asimétrico de la política del antiguo régimen, que redundó en pobreza y desigualdad social, al grado de postrar a la ciudadanía en una encrucijada histórica. En este trazo la IA no podría salvar al PRIAN, brindándole elementos de análisis que, seguramente, le harían saber las calamidades que cometieron en su devenir histórico como partidos que se alejaron de la ciudadanía.
Si la IA interpretara el fracaso y crisis política en la que se encuentra el PRIAN, quienes interpretaran los datos tendrían que estar abiertos a la autocrítica y eso es como pedirle peras al olmo o aguacates al camote.
Brindo un ejemplo flaco para el gordo.
“El ascenso de la izquierda en México es producto de una lucha social histórica donde la ciudadanía construye su toma de conciencia política, interpretando la realidad social para transformarla”. Aquí, el sólo hecho de hablar de conciencia es un vector que no existe IA que pueda crear y, mucho menos, a través de una lucha histórica, por lo que la IA no podría empujar, materialmente, al PRIAN para que construyera, a contrapelo, lo que sus propias élites no desean para la ciudadanía, que se percataría de que el PRIAN no lucha por la equidad social y mucho menos por las mayorías.
La IA es el nuevo psicólogo social y, como todo psicólogo, brinda elementos para evidenciar las zonas vacías de la realidad social. Por lo que sólo el paciente puede, con esos elementos, modificar su conducta y lograr su salud mental.
Imaginemos, mis únicos y queridos lectores, al PRIAN tratando de tener salud mental frente a su derrota política; les construyo el escenario.
La IA expresaría: “las fuerzas políticas del PRIAN, históricamente, jamás defendieron los intereses de las mayorías sociales en desigualdad, pobreza y precariedad de oportunidades. Ustedes (diría la IA) se encargaron de utilizar la maquinaria y aparato de Estado para enriquecer a las élites que representan, utilizando al Poder Ejecutivo, Legislativo y Judicial como expresiones de juez y parte que garantizaban los privilegios de unos pocos en detrimento de muchos.
No faltarían las y los personeros del PRIAN que expresarían: “la IA está ardida porque no la utilizamos en el pasado proceso electoral del 2 de junio y no entiende que el PRIAN+PRD no perdimos la elección y el poder, sino que fue un voto de castigo de los miopes que se dejaron engañar por López Obrador y Claudia Sheinbaum”. ¿Así o más estremecedor?
En definitiva, la IA no salva al PRIAN.

Por: Carlos Barra Moulain
Carlos Barra Moulain es Dr. en Filosofía Política, su ciudad natal es Santiago de Chile, encuentra en el horizonte social su mejor encuentro con la historia y hace de las calles el espacio de interacción humana que le permite elevar su conciencia pensando que la conciencia nos ha sido legada por los otros.