La infidelidad de la política

La infidelidad duele en todas las dimensiones sociales porque desgarra el contrato social, es decir, vulnera acuerdos y compromisos de las personas que bajo un vínculo de confianza establecen una relación de reciprocidad y respeto a ese vínculo.

En la política, la fidelidad e infidelidad no son distintas como sentido de vínculo social que en otras dimensiones de la vida; empro, sus efectos sí lo son, porque a diferencia de las traiciones e infidelidades de las otras esferas sociales, aquí se inmiscuyen valores como la lealtad ciudadana, el nacionalismo, el proyecto de país y la estabilidad y oportunidades sociales, cuestiones vitales del tejido social que suelen alterar la composición de las acciones sociales y la vida misma de las personas.

En este análisis crítico de la infidelidad política se ciernen traiciones tanto personales como sociales, ¿acaso no es una traición mayúscula prometerle al ciudadano que el Estado le asegurará una vida digna y contradictoriamente existir más de 60 millones de pobres en México?, ¿no es brutal percibir a simple vista las asimetrías económicas y la desigualdad de oportunidades en el país?

Pero los efectos de la infidelidad política van más allá. Cuando la clase política traiciona a su pueblo en la corrupción, el peculado, la impunidad y el contubernio de élite le está negando a las generaciones actuales y futuras la oportunidad de vivir en un país de derechos y oportunidades, cuestión que cercena la construcción del proyecto de nación que debe amparar no solo la inmediatez de la realidad, sino asegurar la realidad futura de la nación.

Desolador y desgarrador resulta en este escenario apreciar la demagógica infidelidad política, que lo mismo se presenta en las palabras de los políticos como en sus actos fallidos por hacer del Plan Sexenal y sus microproyectos de ley, el curso exitoso del país; curso, por cierto, que parece que la misma clase política obstruye con sus falencias y actos que traicionan a un pueblo habido de oportunidades y bienestar.

Por ende, la infidelidad política es la traición al pueblo y, lo que es peor, la traición a la vida de esas personas que son la cara abstracta y olvidada de ese pueblo.

¿Cómo pensar el futuro y su prospección ante la infidelidad de la clase política?, ¿cómo vivir en un país donde la traición proviene del mismo Estado que como patriarca viola a sus hijos?

Hemos naturalizado la infidelidad política, ahora, solo nos queda la desolación.

 

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Por: Carlos Barra Moulain

Carlos Barra Moulain es Dr. en Filosofía Política, su ciudad natal es Santiago de Chile, encuentra en el horizonte social su mejor encuentro con la historia y hace de las calles el espacio de interacción humana que le permite elevar su conciencia pensando que la conciencia nos ha sido legada por los otros.


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CRONOS - Carlos Barra Moulain

Carlos Barra Moulain es Dr. en Filosofía Política, su ciudad natal es Santiago de Chile, encuentra en el horizonte social su mejor encuentro con la historia y hace de las calles el espacio de interacción humana que le permite elevar su conciencia pensando que la conciencia nos ha sido legada por los otros.