Fue un momento climático y trascendente. Jorge Álvarez Máynez dejaba desde la socialdemocracia un buen sabor de boca en la contienda electoral del 2 de junio; había puesto en la mesa proyectos políticos que concitaban inteligencia, creatividad y perspectiva de Estado.
Movimiento Ciudadano se presentó a la contienda electoral del 2 de junio como un partido de jóvenes con capital político propio. Vendió la idea de que a la juventud le acompaña dinamismo y osadía política suficiente para que su capital político le permitiera jugar sin alianzas contra el antiguo régimen, lo que hizo que sus votos en Hidalgo, con Adriana Flores, concitaran un escenario que puso a temblar al PRI, mientras Marco Mendoza prendía veladoras la víspera de la elección más grande de México.
La distancia y entereza de Jorge Álvarez Máynez que rechazó (por engranaje legal) la petición de Alejandro Alito Moreno de declinar su candidatura en favor de Xóchitl Gálvez -figura que no existe en la ley electoral- dio margen para pensar que MC tenía un proyecto de vanguardia política y en la dirección de la ética pública en las estelas de moralización del sistema político. Más aún, que la probidad en la vida política nacional era su bandera, pese a que Álvarez Máynez estaba lejano a la silla presidencial, pero había dado un golpe en la mesa de sobriedad política.
Empero, los tiempos cambian y las tempestades del escenario político crean veletas de reacomodos que atienden a un axioma lógico: la derecha, aunque se vista de seda, mona se queda.
Frente al estrepitoso fracaso de las fuerzas del antiguo régimen se ha trazado un complot político que se orquestó días después de la derrota del 2 de junio. El gobierno de Washington preocupado por sus intereses e inversiones en México vio en Claudia Sheinbaum un peligro mayor que el que percibió en el gobierno de López Obrador, porque las reformas políticas se perfilaban como verdaderamente estructurales, no al estilo del maquillaje retórico y sórdido de Peña Nieto. Esta cuestión movilizó entrevistas con la derecha mexicana que clamaba por el apoyo de Estados Unidos y, como jinete del apocalipsis, el embajador Ken Salazar destapó la cloaca en contra de la reforma del Poder Judicial.
Así los pasos perdidos y el barco hundiéndose como el Titanic. Dante Delgado fue contactado (antes, durante y después del proceso electoral del 2 de junio) para crear un eje político tras bambalinas con el PRIAN -que en un primer momento rechazó-, que en el caso de Hidalgo tendió redes con el PT/GU, iniciándose una concertación política para frenar lo que se pudiera frenar en San Lázaro de la marea guinda y obstruir lo que se pudiera obstruir al gobierno de Claudia Sheinbaum y de Julio Menchaca en Hidalgo.
MC: de la democracia a la traición política.
Una vez instalada la nueva legislación del Congreso de Hidalgo, que preside Andrés Velázquez Vásquez, el diputado -ahora en vilo- Pablo Gómez hizo un anuncio a título de vocero (detrás estaba la concertación PRIAN/MC que Dante Delgado apadrinaba) arguyendo que “Morena debía respetar a la oposición”. Esta declaratoria no tiene gracia y es similar a que la hizo Marco Mendoza, al precisar que el PRI Hidalgo “sería una oposición que daría pelea” -pelos más, pelos menos-, mientras el PT/GU hacía mutis en el Congreso local a título de “fuchi Morena”.
¿Dónde quedó la entereza moral de MC?, ¿en qué momento se percató que la derecha sigue siendo derecha, aunque se vista de seda?
MC: de la democracia a la traición política.
Por: Carlos Barra Moulain
Carlos Barra Moulain es Dr. en Filosofía Política, su ciudad natal es Santiago de Chile, encuentra en el horizonte social su mejor encuentro con la historia y hace de las calles el espacio de interacción humana que le permite elevar su conciencia pensando que la conciencia nos ha sido legada por los otros.