¿Por qué Meade ha perdido la guerra antes de iniciar la batalla?

La vida social se construye por decisiones, y la que tomó el PRI al no  lanzar a Miguel Osorio Chong como candidato a la Presidencia le cambió el rostro a la contienda de 2018, aun sin que hubiera iniciado de manera formal.

El cálculo del partido de don Plutarco Elías Calles, con el planteamiento de que traer un candidato externo le quitaría la pus a las anomias de conducción política equívoca, fue la peor jugada de un partido que debió morirse para que su base de sustentación y sus operadores políticos tuvieran el incentivo de “más vale malo por conocido que bueno por conocer”, y nada tan claro,  pues mientras Miguel Osorio es ampliamente conocido por la ciudadanía del país, José Antonio Meade, desde luego que no.

No se puede asumir que la cultura política de la ciudadanía alcanza para pensar que todos conocen las plataformas y las propuestas de cada candidato y, además, el alcance de las  mismas para el desarrollo nacional, por lo que el conocimiento de rostro, la empatía y la presencia, parecen ser impertinentes para la toma de decisiones del voto.

A escasos días de haber iniciado la campaña, José Antonio Meade languidece ante un inicio incierto y el apoyo que debería sustentarlo es precario, pese a la fuerza del presupuesto de campaña, porque el partido rebasó toda lógica de concertación y sus estrategias de operación se han debilitado, cosa que se percibió en el proceso de elecciones intermedias, más allá de la variable conocida por todos de que el presente sexenio debilitó su estructura.

En el lenguaje visual de la política, pese a que José Antonio Meade aparece rodeado de la fuerza tricolor y que el proselitismo no parece distinto al de anteriores candidatos del priismo, se percibe solo, aislado y lejano a la empatía de sus fuerzas y más allá de éstas, asemeja a un náufrago.

Por poner un ejemplo de la fuerza de Meade, cuando López Obrador fue entrevistado en televisión donde se le increpó y cuestionó, a la misma hora estaba siendo entrevistado José Antonio Meade; casi todos nos enteramos de la entrevista del Peje, ¿y quién se enteró de la entrevista de Meade, para bien o para mal?

Es evidente que cuando un candidato no cuenta con un capital simbólico que le otorgue identidad y referentes sociales, el peso de esta realidad lo hará sucumbir, y si a esto le sumamos el debilitamiento de las formas de operación política del tricolor, las cosas se ponen negras.

José Antonio Meade no ha resultado ser un candidato natural de la fuerza tricolor, se percibe como un huésped en casa ajena, cuestión que alude el dicho: “El muerto y el arrimado a los tres días apestan”.

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Por: Carlos Barra Moulain

Carlos Barra Moulain es Dr. en Filosofía Política, su ciudad natal es Santiago de Chile, encuentra en el horizonte social su mejor encuentro con la historia y hace de las calles el espacio de interacción humana que le permite elevar su conciencia pensando que la conciencia nos ha sido legada por los otros.


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CRONOS - Carlos Barra Moulain

Carlos Barra Moulain es Dr. en Filosofía Política, su ciudad natal es Santiago de Chile, encuentra en el horizonte social su mejor encuentro con la historia y hace de las calles el espacio de interacción humana que le permite elevar su conciencia pensando que la conciencia nos ha sido legada por los otros.