Neoesclavismo cibernético

Vivimos en la era de incertidumbre social donde la verdad o la mentira han perdido peso probatorio. La sociedad oscila como perro en salchichería y aquello de “todo se aprecia a través del cristal con que se mira” tiene una fuerza de verdad espuria o corrupta que hace parecer cosas con “validez” cuando no la tienen.

 

La verdad científica es cosa del pasado

Las redes sociales y los medios electrónico-virtuales han sustituido a la verdad científica, creando un mundo de “rumor” donde cualquier versión de la realidad es aceptable, incluso en la inercia del “escondido”, aquel que desde una red conduce desde el anonimato e increíblemente, es seguido.

 

La versión de la verdad verdadera, como diría Chomsky, está causando estragos; pocas veces tenemos elementos para juzgar algo cierto o falso. La verdad publicada de los medios, no la verdad pública, se está imponiendo con ferocidad creando un abismo entre buenos y malos, sin que se evalúen los procesos sociales, por lo que la era de héroes y villanos prevalece sobre la verdad o veracidad de la realidad.

 

Nueva generación de esclavos

El neoesclavismo cibernético, donde nuestra conciencia cognitiva es presa debido a que es precaria, o bien, donde nuestra ignorancia se vuelve botín de los buitres cibernéticos, nos ha hecho débiles y nuestras opciones son ampliamente manipuladas, desde el consumo, la política, la cultura e inclusive la religión, creando un desconcierto social en una era donde el desconcierto es la constante.

 

Este escenario explica el ascenso del racismo, xenofobia, homofobia, clasismo, sectarismo… en fin, el ascenso de zonas de desencuentro social que se nutren de incertidumbre-prejuicio, donde nuestros temores y aversiones se vuelven actos violentos o realidad violenta en contra, casi siempre, de sectores vulnerables, mayoritarios o no, condición evidente a simple vista.

 

La incomodidad de la reflexión

La imagen virtual ha ocupado el lugar de la reflexión cognitiva sin que a muchos les preocupe, porque el confort que causa no pensar o reflexionar es mayor que la incomodidad de hacerlo; este es el momento proclive para la anomia como instrumento de manipulación societal.

 

El neoesclavismo cibernético nos ha vuelto apéndices de las intenciones de quienes controlan los medios electrónicos, por lo que el asalto a la razón, ahora, es cibernético.

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Por: Carlos Barra Moulain

Carlos Barra Moulain es Dr. en Filosofía Política, su ciudad natal es Santiago de Chile, encuentra en el horizonte social su mejor encuentro con la historia y hace de las calles el espacio de interacción humana que le permite elevar su conciencia pensando que la conciencia nos ha sido legada por los otros.


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CRONOS - Carlos Barra Moulain

Carlos Barra Moulain es Dr. en Filosofía Política, su ciudad natal es Santiago de Chile, encuentra en el horizonte social su mejor encuentro con la historia y hace de las calles el espacio de interacción humana que le permite elevar su conciencia pensando que la conciencia nos ha sido legada por los otros.