Mientras Benjamín Netanyahu se atrinchera, las calles de Israel se inundan de manifestantes y organizaciones sindicales que impugnan la Reforma Judicial, que implica un retroceso democrático y de justicia social.
En este trazo oscuro de la política de Netanyahu, subsiste el interés político conservador de garantizar el control del Estado de Israel sin oposición democrática alguna.
La radiografía de la coalición religiosa-nacionalista de Netanyahu ha impulsado la Reforma Judicial a capa y espada, debido a que le daría el control de los jueces al gobierno y acotaría la capacidad de la Suprema Corte para fallar el contra del Poder Ejecutivo, lo cual rompe no sólo la lógica del equilibrio de poderes, sino también la geometría democrática de la sociedad israelí.
Este acto de la coalición religiosa-nacionalista de Netanyahu le ata las manos a la Suprema Corte desde el control del Parlamento (Knesset), consolidando un autoritarismo político que extingue los logros de moderación política que deben primar para armonizar las condiciones del poder político en Israel.
La lógica de este secuestro político del Parlamento de Netanyahu y su coalición parece perdurar en la verticalidad de la política israelí, y pese a que las protestas han sido multitudinarias en las calles, no tienen la fuerza orgánica suficiente para derribar las pretensiones políticas de la coalición religiosa-nacionalista.
El péndulo de esta crisis política oscila porque Netanyahu enfrenta un juicio por cargos de soborno, abuso de poder y fraude; todo ello ha mantenido en vilo al político y explica los alcances de la Reforma Judicial a modo que ha emprendido para evitar la actuación libre y democrática de los jueces que pudieran impugnarlo.
Estas incongruencias del gobierno de Netanyahu permiten entender la agitación social que persiste en Israel, pero las manifestaciones sólo son la punta del iceberg de las contradicciones que mantiene el gobernante en un país donde la política ha sido maniatada durante décadas, impidiendo que las condiciones de la democracia coexistan de manera abierta y libre en un país que requiere fortalecer los poderes públicos y sus equilibrios de Estado.
Consultoría política: [email protected]. Suscríbete a mi canal de YouTube: “Ciudadanía de Kristal”.
Por: Carlos Barra Moulain
Carlos Barra Moulain es Dr. en Filosofía Política, su ciudad natal es Santiago de Chile, encuentra en el horizonte social su mejor encuentro con la historia y hace de las calles el espacio de interacción humana que le permite elevar su conciencia pensando que la conciencia nos ha sido legada por los otros.
