Los medios internacionales no han parado de llenar sus espacios con noticias de Venezuela, en su intento por crear un dictador represivo, violento e inhumano.
Donald Trump conoce el poder de los medios, ellos inventaron un candidato ganador de las elecciones presidenciales en Estados Unidos, intentaron destruir su imagen e impedir su llegada a la Casa Blanca; hoy el presidente Nicolás Maduro en Venezuela enfrenta la misma suerte y Pinochet le ha quedado chico para las pretensiones de los medios occidentales, que en todos los idiomas lo pintan como el nuevo dictador sangriento del planeta, al lado de Bashar Assad de Siria, Kim Jong-un de Corea del Norte y Robert Mugabe de Namibia.
Absurdo es que los medios intenten cubrir con un dedo lo rayos del sol en nuestros tiempos. Sólo basta buscar en la red para encontrar las amenazas de Leopoldo López contra el presidente electo por los venezolanos, las cuales Estados Unidos, Francia, Alemania o México no tolerarían cuando alguien confiesa públicamente que no descansará hasta derrocar a un presidente.
Leopoldo López, fundador del partido Voluntad Popular, había obtenido prisión domiciliaria por motivos de salud, luego que en febrero de 2014 fuera condenado a 14 años de cárcel por instigar a la violencia y proponerse el derrocamiento del presidente venezolano. En la madrugada del martes pasado fue revocada la medida del Tribunal Supremo de Justicia de Venezuela por violación de las normas que le daban casa por cárcel, al igual que Antonio Ledezma, ex alcalde de Caracas, quien fuera detenido en febrero de 2015 bajo la acusación de conspiración y asociación para delinquir.
Leopoldo López, Antonio Ledezma y Henrique Capriles hicieron llamados a la población para oponerse por la violencia a la Asamblea Nacional Constituyente, pidiendo a los militares que se rebelaran en contra del presidente legítimamente electo en Venezuela y la aplicación de la justicia ha provocado una ola de condenas en todo el mundo, situando a López y Ledezma como mártires de un régimen tiránico al cual acusan de tener al país al borde de la guerra civil.
La oposición, encabezada por la Mesa de la Unidad Democrática (MUD), ha hecho llamado para continuar con las protestas e impedir que se instale la Asamblea Nacional Constituyente este miércoles en Venezuela; para ello cuenta con el apoyo de los medios internacionales, que se esfuerzan por presentar ante la opinión pública la imagen de un país en caos y de un gobierno represivo, olvidando lo que realmente fueron las dictaduras de Augusto Pinochet en Chile, Videla en Argentina, Somoza en Nicaragua o las dictaduras militares en Uruguay, Bolivia, Brasil, El Salvador, Guatemala y Honduras. Bajo las condiciones de esas dictaduras, si el gobierno de Nicolás Maduro fuera realmente una dictadura, hoy no se movería una hoja en las calles de Caracas, como no se movió en Santiago de Chile en años.
Es irresponsable quien hoy señale a Venezuela como el país más dividido y aislado del mundo, tales afirmaciones no tienen otro objetivo que desinformar y echar más leña el fuego para evitar que gobierno y oposición se sienten a dialogar para llegar a acuerdo, algo que los opositores venezolanos continúan rechazando, como lo ha manifestado Julio Borges, el opositor y presidente actual de la Asamblea de Venezuela.
Debemos esperar que el orden vuelva a imperar en Venezuela, que el enfrentamiento de los empresarios y la oposición política con el gobierno no conduzcan a la radicalización de un proceso político que termine empujando al gobierno a usar realmente la fuerza para imponer la paz y el orden, indispensables para solucionar los problemas económicos que enfrenta hoy ese país. No debemos olvidar que Cuba ha sobrevivido durante años al bloqueo de Estados Unidos, y Bolivia ha experimentado un auge sin precedente sin mantener ninguna relación con Estados Unidos; por lo que las sanciones sólo terminarán entregando a China y Rusia el petróleo venezolano y debilitando la geopolítica de Estados Unidos.
Por: José Luis Ortiz Santillán
Economista, amante de la música, la poesía y los animales. Realizó estudios de economía en la Universidad Católica de Lovaina, la Universidad Libre de Bruselas y la Universidad de Oriente de Santiago de Cuba. Se ha especializado en temas de planificación, economía internacional e integración. Desde sus estudios de licenciatura ha estado ligado a la docencia como alumno ayudante, catedrático e investigador. Participó en la revolución popular sandinista en Nicaragua, donde trabajó en el ministerio de comunicaciones y de planificación. A su regreso a México en 1995, fue asesor del Secretario de Finanzas del gobernador de Hidalgo, Jesús Murillo Karam, y en 1998, fundador del Centro de Estudios de las Finanzas Públicas de la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión.
