Venezuela, víctima del terrorismo mediático

Hace pocos días concluyó en México la XLVII Asamblea General de la Organización (OEA), y aun cuando el tema fue: “Fortaleciendo el diálogo y la concertación para la prosperidad”, estuvo completamente dedicada a la crisis política que enfrenta Venezuela y a llevar al patíbulo a su gobierno.

México asumió el liderazgo de un grupo de países conformado por Argentina, Brasil, Canadá, Chile, Colombia, Costa Rica, Estados Unidos, Guatemala, Honduras, Panamá, Paraguay, Perú y Uruguay, que intentaron acorralar a Venezuela e intervenir en sus asuntos internos, pese a que oficialmente este país ha abandonado la OEA y su canciller, Delcy Rodríguez, había sentenciado desde el primer día de trabajos que su país no volverá a la OEA mientras sea un país libre y soberano, y por lo tanto, no reconocerá la reunión de cancilleres ni avalará lo que resuelva en ella.

Durante esos días, muchos mexicanos vimos deteriorarse a la diplomacia de nuestro país, muy lejos del rol que desempeñó en el proceso de paz en Centroamérica dentro del Grupo de Contadora, alejada cada vez más de los principios de no injerencia en los asuntos internos de otros países, la autodeterminación de los pueblos y el respecto al derecho ajeno, que le dieron prestigio en el pasado.

En la Asamblea, Rodríguez acusó a Estados Unidos de promover una intervención de Venezuela para volver a adueñarse de sus recursos naturales y al secretario general de la OEA, Luis Almagro, de llamar abiertamente a una guerra civil en su país, señalando que los sectores de derecha, locales y externos, pretenden inocular en Venezuela un conflicto interno para detener el modelo de inclusión de la revolución bolivariana.

Los hechos acontecidos en caracas el martes 27 de junio han constatado lo que señaló la canciller en la Asamblea de la OEA: un helicóptero secuestrado por un exfuncionario de la policía sobrevoló el Ministerio para el Poder Popular para las Relaciones Interior, Justicia y Paz, y disparó contra el edificio, donde se realizaba una reunión en su terraza con motivo del Día Nacional del Periodista. El helicóptero sobrevoló también la sede del Tribunal Supremo de Justicia, efectuando disparos y lanzando granadas. Mientras que en las redes sociales aparecía un video del piloto del Oscar Pérez, rodeado de cuatro personas encapuchadas y fuertemente armadas, informando que se declaraba en rebeldía.

De este modo, Óscar Pérez, quien fuera inspector agregado del Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas (CICPC), y antes piloto, paracaidista, buzo de combate y actor, entró a la historia de Venezuela haciendo un burdo  llamado a la insurrección y al levantamiento de las fuerzas armadas de Venezuela en contra del gobierno de Nicolás Maduro.

Lo lamentable de ese intento absurdo de insurrección de Óscar Pérez, es que inmediatamente fueron revelados sus nexos con la CIA y puso en riesgo la vida de muchas personas inocentes, las cuales se encontraban trabajando en los edificios que atacó desde el helicóptero; pero lo peor de todo es que la diplomacia mexicana no manifestó su repudio de inmediato a esos hechos, debieron pasar muchas horas para que la cancillería manifestara su rechazo a la violencia y reiterara su voluntad de contribuir por la vía diplomática y de buena fe, a la solución pacífica de la crisis.

Países como Bolivia, Ecuador, Nicaragua, Guatemala, Cuba, Palestina, Turquía y 17 países africanos, sólo al conocer la noticia de inmediato condenaron el atentado contra las sedes del gobierno de Venezuela. El miércoles, el vicepresidente venezolano, Tarek El Aissami, informaba que las FANB habían  localizado el helicóptero utilizado por Óscar Pérez en su atentado y fallido intento de insurrección.

Estos hechos ponen en evidencia los planes de la oposición en Venezuela, que hasta ahora ha rechazado sentarse a dialogar y buscar una salida negociada a la crisis política que enfrenta Venezuela. Han quedado en el olvido los intentos del Vaticano y de la socialdemocracia europea de principios de años por llevar a la mesa de las negociaciones a la oposición, empeñada en deponer al gobierno de Nicolás Maduro y hacer a un lado las leyes que rigen la vida de los venezolanos.

¿Qué pasaría en México si alguien declarara púbicamente que no descansará hasta deponer al presidente Enrique Peña Nieto o verlo muerto?, algo que planteó Leopoldo López en su momento. ¿Qué pasaría si lo que ha venido sucediendo en Venezuela, en su parlamento y en las calles, pasara en México? No he visto de parte del gobierno de Venezuela hasta ahora sino su esfuerzo por evitar la violencia y el enfrentamiento con la oposición, en buscar el diálogo con la oposición, rechazado una y otra vez, lo cual revela los nuevos métodos desarrollados para deponer a los gobiernos democráticos cuando se vuelven incomodos como en Honduras y Paraguay.

En realidad, lo que sucede hoy en Venezuela no es más que la inversión de los enemigos de la democracia para alimentar los medios. A la oposición y a quienes la financian, no les importa la vida de los ciudadanos, no les importa ni el bienestar ni la estabilidad de un país, sino crear casos de violencia para alimentar a los medios y que sean ellos quienes hagan el trabajo para deponer el gobierno. En análisis de lo que se ha dicho en Europa y Asia de lo acontecido en Venezuela y la realidad difundida por Telesur, lo ponen de manifiesto.

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Por: José Luis Ortiz Santillán

Economista, amante de la música, la poesía y los animales. Realizó estudios de economía en la Universidad Católica de Lovaina, la Universidad Libre de Bruselas y la Universidad de Oriente de Santiago de Cuba. Se ha especializado en temas de planificación, economía internacional e integración. Desde sus estudios de licenciatura ha estado ligado a la docencia como alumno ayudante, catedrático e investigador. Participó en la revolución popular sandinista en Nicaragua, donde trabajó en el ministerio de comunicaciones y de planificación. A su regreso a México en 1995, fue asesor del Secretario de Finanzas del gobernador de Hidalgo, Jesús Murillo Karam, y en 1998, fundador del Centro de Estudios de las Finanzas Públicas de la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión.


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CONTEXTO ECONÓMICO GLOBAL - José Luis Ortiz Santillán

Economista, amante de la música, la poesía y los animales. Realizó estudios de economía en la Universidad Católica de Lovaina, la Universidad Libre de Bruselas y la Universidad de Oriente de Santiago de Cuba. Se ha especializado en temas de planificación, economía internacional e integración. Desde sus estudios de licenciatura ha estado ligado a la docencia como alumno ayudante, catedrático e investigador. Participó en la revolución popular sandinista en Nicaragua, donde trabajó en el ministerio de comunicaciones y de planificación. A su regreso a México en 1995, fue asesor del Secretario de Finanzas del gobernador de Hidalgo, Jesús Murillo Karam, y en 1998, fundador del Centro de Estudios de las Finanzas Públicas de la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión.