La administración del gobernador de Hidalgo, Julio Menchaca, se encuentra en una franca redefinición político-institucional en un momento donde su operatividad política requiere la implementación de nuevas dinámicas de conducción ciudadana que le otorguen un refuerzo a las Rutas de la Transformación y aseguren el fortalecimiento de su gestión frente a las turbulencias políticas que experimenta frente al incremento del huachicol, así como la fractura paralela de la seguridad pública en los negocios de la delincuencia organizada a nivel nacional y los estragos de los cruces migratorios.
La gestión del gobernador Menchaca Salazar no sólo debe posicionar un marco analítico que le permita reorientar las condiciones coyunturales que se han ido perfilando desde las presiones de la malversación pública que primó en las administraciones que le precedieron, sino, también, en torno a las presentes que se han encumbrado a nivel del crimen organizado en Hidalgo.
Los vectores del marco analítico se erigen en un entramado complejo y expreso que denota la capacidad de reorientación que debe presentar la gestión de Julio Menchaca.
I. La capacidad de detección
Si algo debe primar en el gobierno de Julio Menchaca es la capacidad de detección de anomias tanto de malversación pública y del crimen organizado. Es evidente que el gobierno digital y las estrategias de detección con las que cuenta el arqueo público y la seguridad ciudadana deben quedar en un trazo de estrategias que se anticipen a los entramados que vulneran la conducción gubernamental. Es pertinente que la capacidad de detección del ejercicio de gobierno de las anomias de los poderes fácticos en Hidalgo juegue como la pieza de ajedrez que le otorgue solidez a su gestión.
II. Las variables exógenas
La institucionalidad de la gestión de Julio Menchaca no sólo ha experimentado la fragilidad que devino de estructuras gubernamentales penetradas por la corrupción y malversación pública, sino, también, por las variables y factores exógenos que conlleva la presencia de poderes fácticos que han infringido estragos en las condiciones del crimen organizado. La procuración e impartición de justicia en Hidalgo debe trascender a la resiliencia pública para ir más allá, es decir, hacia una prospectiva de reorientación de los escenarios que inciden en la pérdida de fuerza pública e imperio de la justicia.
III. La capacidad de reconfiguración gubernamental
Si algo nos ha aleccionado la planeación estratégica es el hecho de que toda institución debe ser capaz de articular, cuantas veces sea necesario, su reconfiguración. ¿Hasta dónde la implementación de las estrategias primarias de consolidación gubernamental en la alternancia política de Morena Hidalgo sigue primando y cuáles no?
Reconfigurar el esquema político parece primar como uno de los aspectos que deben ser presentados y perfilados de cara al tercer año de la gestión de Julio Menchaca. Es notoria la erosión en el juego de contrapesos políticos que se ha ido perfilando en variables como la infiltración política, el desgaste de la mayoría de las y los diputados de Morena que en el Congreso local no presentan la fuerza política legislativa que le brinde piso firme a su administración y, desde luego, la necesidad de reconfigurar las estrategias de seguridad ciudadana.
La gestión del gobernador Julio Menchaca no puede extraviarse frente a las nuevas variables políticas que se encuentran incidiendo en los escenarios públicos. No pueden primar los jinetes del apocalipsis; es el momento que, en el marco analítico de su administración, prime en una prospectiva que evite la erosión de su poder.
