El ranking del 5º lugar de aprobación de los mejores gobernadores del país y en el marco de la glosa del Tercer Informe de Gobierno de Julio Menchaca, la danza de la libélula parece haber cooptado los espacios mediáticos entre advenedizos y fantasmas políticos.
Mientras Marco Mendoza y Montcerrat Hernández guardaban compostura en el informe del gobernador Menchaca Salazar y en un sigilo expreso -quizá porque no hay mucho que decir- personeros de antaño del tricolor como el exgobernador Francisco Olvera Ruiz, hicieron un balance del recuento de los daños que acarrea la crisis-extinción del partido tricolor, zanjando cualquier mea culpa y redireccionado los reflectores perdidos a una especie de expiación política.
En el análisis crítico, el mea culpa y “autocrítica” del exgobernador Olvera Ruiz llega a destiempo y en un escenario que no permite evaluar sus comentarios a los medios de comunicación con la validez que hubiesen tenido en otro tiempo, donde el autoritarismo político del bastión priista en Hidalgo causó marginación, pobreza y asimetría social.
¿Cuál es la lectura política de la declaración de Olvera Ruiz?
La sinceridad política sólo es un acto de congruencia cuando desde el poder se ejerce y da pauta a la grandeza y talla de un servidor público, cuando se hace a destiempo y como reconocimiento a la impotencia del no poder por el poder es, a todas luces, el despropósito agudo de aflicción contenida.
Habría sido lindo que esta autocrítica del exgobernador Francisco Olvera Ruiz se hubiera presentado en su gestión como reconocimiento de un partido que, muy lejos de los que señala su actual líder perpetuo nacional del PRI, “construyó México”.
La glosa del Tercer Informe no era pasarela del parque jurásico
El Tercer Informe de Gobierno de Julio Menchaca era un escenario para que la clase política de la oposición, al ser entrevistada por los medios, se pronunciara por las directrices que habrá de encabezar para dar la batalla de cara a la sucesión transexenal del 2028 en Hidalgo y del 2030 en la nación; pero, al contrario, lo que presentó, fueron los lamentos de la extinción del parque jurásico que, a todas luces, marca una agonía insufrible, como para Francisco Olvera.
El 5º lugar en el ranking nacional como mejor gobernador de Julio Menchaca, profundiza la crisis del PRIAN y su necropsia política en Hidalgo.
Rumiar las penurias de la extinción del parque jurásico en la necropsia política no es el antídoto político correcto. Vale la mesura y la discreción (fingida y forzada) de Marco Mendoza y Montcerrat Hernández; pero es un esfuerzo insuficiente y estéril, frente a la aprobación del mandato de Julio Menchaca y la consolidación del bastión de Morena en Hidalgo.
Sin embargo, también de dolor se canta.
