La renuncia de Margarita Zavala al PAN no es un cisma, sino el reflejo de una aguda crisis de cúpula donde la línea calderoniana se ha debilitado y el peso de Ricardo Anaya se ha impuesto con un centralismo lógico y al estilo de la clase política mexicana.
La decisión de Zavala llega en mala hora para el blanquiazul, porque la crisis de Acción Nacional se presenta de cara al proceso electoral de 2018, lo que no permitirá sobre la marcha la reestructuración de las fuerzas, cuestión que permite inferir:
- Acción Nacional perderá estrepitosamente las elecciones de la Presidencia en 2018.
- La alianza PAN/PRD/MC debilitará a estas estructuras y generará un vacío político en ellas.
- La salida de Zavala conlleva otras de sus correligionarios, pero también moviliza el ánimo de los simpatizantes, quienes deben ya haber trazado otro camino.
- El PAN tiene las mismas lógicas autoritarias y tribales que el resto de la partidocracia, no es distinto ni en su estructura procesal ni en sus condiciones éticas.
El desencanto de Zavala con el PAN-Anaya tiene que ver con una candidatura agazapada desde sus inicios en la cual nunca pudo imponerse, ni por el peso de Calderón en el Partido, condición que se fue diluyendo y ante la negativa de Ricardo Anaya, terminó en un desaguisado.
Así las cosas, la derecha en México se encuentra a la baja, pero también hay que decirlo: la partidocracia no es la opción ciudadana para afrontar sus problemas, cuestión que generará aún mayor desconcierto en un país que se ha convertido en un nudo ciego.
Al estilo del payasito tenebroso, It: ¿quién creen que es el ganador de la fractura panista?, acertaron.
El tricolor se apresta con fuerza a plantearle la pelea a MORENA, que deberá ponerse las pilas para custodiar la elección de 2018, de lo contrario, el escenario del presidente legítimo se repetirá.
Como dicen en el cuento: colorín colorado, el PAN se ha acabado.

Por: Carlos Barra Moulain
Carlos Barra Moulain es Dr. en Filosofía Política, su ciudad natal es Santiago de Chile, encuentra en el horizonte social su mejor encuentro con la historia y hace de las calles el espacio de interacción humana que le permite elevar su conciencia pensando que la conciencia nos ha sido legada por los otros.