Del romance al divorcio en Morena

Claudia Sheinbaum ha creado nuevas lógicas y bases de sustentación política en la izquierda y ello ha develado el cisma del divisionismo político, que no apareció hasta que la 4T evidenció que la transformación política no es acompañada por la conciencia de izquierda.

¿Cómo enfrentar la antidemocracia interna en Morena sin que la división del partido lleve a la ruptura política?

 

Han transcurrido unos días desde que la Carta del Decálogo fuera enviada por la presidenta Sheinbaum Pardo a Morena y la agenda del poder morenista ya experimenta los estragos, divisionismos internos y rupturas de largo alcance. Todos se preguntan ¿con todo el poder en las manos, por qué Morena ha chocado como el Titanic y sus horas parecen contadas?

 

No hay una respuesta lineal a los estragos del poder en Morena, pero algo es seguro: la fisura política del partido parece pedir a gritos el regreso de AMLO, pero su retiro es definitivo y, pese a ser el Tlatoani moral de la izquierda, Claudia Sheinbaum ha creado nuevas lógicas y bases de sustentación política en la izquierda y ello ha develado el cisma del divisionismo político, que no apareció hasta que la 4T evidenció que la transformación política no es acompañada por la conciencia de izquierda.

 

El desmantelamiento de Morena advierte también que la estrategia de consolidación del bastión morenista lastimó los intereses personales y de grupo, reticentes a seguir obteniendo y detentando granjerías y privilegios políticos, en una sucesión interminable de encargos y reacomodos de fuerzas.

 

En Hidalgo se le puede medir el agua a los camotes desde la escaramuza de Morena que ha mantenido en vilo y vaivenes a Marco Rico, donde los intentos de democratizar al partido no sólo han sido fallidos, sino que presentan un estancamiento de fuerzas que colapsan a la más mínima disputa e irritación política. Ni el talco ni la vaselina parecen ser los remedios para contener los estragos de la irritación política, y el éxodo de militancia del PRIAN y los partidos satélites es la caja de Pandora que mantiene las brasas ardiendo.

 

La inserción de Julio Valera y Onésimo Serrano no sólo inquietaron el avispero en Morena, también detonaron la necesaria revisión de cuadros políticos y los dilemas entre la cúpula del poder en la ínsula de Marco Rico con el naufragio de las bases militantes en Morena.

 

Todo indica que la amnistía política iniciada por López Obrador, que encumbró a Omar Fayad en la Embajada de Noruega, creó resentimientos y suspicacias agudas sobre el valor de ser un militante de izquierda, por lo que el anhelo de salir del “subdesarrollo político” del antiguo régimen tendría que esperar y se avecinaba un largo camino tortuoso en los contingentes y figuras de izquierda que se habían fraguado en la lucha social.

 

¿Cómo entender que cuando la perra está brava, muerde hasta los de la casa?

 

En este trazo, la presidenta Sheinbaum Pardo debe entender que no se avanza sólo con anuncios de reestructuración política, y que toda reestructuración política provoca una oscilación causa-efecto de placas tectónicas.

 

Lograr simultáneamente transitar por la 4T, mientras se intenta reordenar la complejidad interna en Morena, aparece como una prueba titánica para el gobierno de Claudia Sheinbaum, que caminaba con la imagen del “paso firme” pero, que, en realidad, es un gigante con pies de barro.

 

El vaticinio de Sigmund Freud de que el amor eterno dura seis meses, parece haberse cumplido en el mismo lapso de gobierno de la presidenta Claudia Sheinbaum con Morena. Desde luego, en un romance que avizora las puertas del divorcio político, sin que nada ni nadie pueda evitarlo (que no se entusiasmen con este escenario las fuerzas de la derecha, porque esto no significa que la izquierda les entregará el poder en bandeja de plata, que esa es harina de otro costal).

 

La realidad de los hechos estriba en que Morena, desde su constitución como movimiento político hasta la su formación partidista, ha sido una gelatina que no cuaja desde la conciencia, la lucha política y la administración del poder.

 

A diferencia de lo que la Real Politik sajona denomina “pato cojo”, refiriéndose al desgaste y erosión de la figura presidencial, el gobierno de Claudia Sheinbaum no atraviesa por la zona del pato cojo. Su realidad política es distinta; Sheinbaum Pardo ha sacudido el avispero donde la abeja reina es la que tiene el poder y las obreras deben entender que no pueden vivir bajo privilegios y granjerías en la colmena, porque la miel no nace del anquilosamiento público y de engordar en y por los puestos públicos.

 

La dramática interrupción del romance político en Morena no le resta poder a Claudia Sheinbaum, pero avizora los problemas en el paraíso.


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