Después de la visita a Los Pinos del entonces candidato a la presidencia de Estados Unidos por el Partido Republicano, Donald Trump, en septiembre de 2016, senadores y diputados mexicanos exigieron la cabeza de la secretaria de Relaciones Exteriores, Claudia Ruiz Massieu; hoy la tienen en bandeja de plata, sin que ello les garantice que México seguirá teniendo las relaciones preferenciales que ha tenido hasta ahora con el vecino país.
La falta de tacto y diplomacia de Ruiz Massieu, así como de otros integrantes del gabinete del presidente Enrique Peña Nieto -que en febrero de 2016 calificaba de racista e ignorante a Donald Trump-, que nunca se imaginaron que él podría ganar la nominación y la presidencia de los Estados Unidos, han hecho insostenible la continuidad de la canciller.
Pareciera que el gobierno de Peña Nieto hará todo lo posible para agradar al presidente Donald Trump, y si es preciso removerá a quien deba para ello. Por lo pronto, el miércoles se concretó el relevo de Claudia Ruiz Massieu por Luis Videgaray, solucionando de este modo un problema de interlocución del gobierno actual con el gobierno entrante de Trump, la cual se había deteriorado por las descalificaciones hechas por la canciller mexicana al hoy presidente electo de Estados Unidos.
Por otro lado, ahora los legisladores pueden estar tranquilos: Ruiz Massieu no es más la canciller y quien concretó la visita de Trump a México y su entrevista con el presidente Peña Nieto en septiembre pasado. Luis Videgaray ahora despachará en la Secretaría de Relaciones Exteriores y se encargará de suavizar las relaciones entre ambos países.
Pese a ello, nada está escrito sobre el futuro de las relaciones entre México y Estados Unidos. Por lo pronto, los efectos de las promesas de campaña de Donald Trump sobre la economía mexicana se han comenzado a sentir: la compañía armadora de automóviles Ford ha suspendido la inversión por 1,600 millones de dólares para su planta en San Luis Potosí.
Ahora, Videgaray deberá integrar un equipo de trabajo competitivo, con capacidad de interlocución dentro del nuevo gobierno de Estados Unidos, para lo cual deberá echar mano de los mejores cuadros disponibles en el país, a fin de evitar que aquella nación ponga punto final al Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), que ha hecho posible que las exportaciones de México hacia ese país constituyan el 80% del total de ellas.
Para esto, es posible que Gerónimo Gutiérrez, exsubsecretario de Relaciones Exteriores para América del Norte en el gobierno del presidente Vicente Fox y exsubsecretario para América Latina y el Caribe en el gobierno del presidente Felipe Calderón, amigo personal de Videgaray y actual director gerente del Banco de Desarrollo para América del Norte (BDAN) surgido del TLCAN, con sede en San Antonio, Texas, pueda ser llamado a jugar un papel importante en este equipo de trabajo.
El mejor de los escenarios para México es la renegociación del TLCAN, algo que permitiría que los productos y servicios mexicanos sigan teniendo acceso a ese mercado, aunque con nuevas restricciones, seguramente. El peor de los escenarios sería la cancelación del TLCAN y la deportación masiva de millones de mexicanos, agravando aún más los problemas actuales de desempleo y pobreza que los discursos oficiales tratan de ocultar, pero que la realidad deja ver por doquier.
En todo caso, el mundo está temblando por ahora, y no precisamente de frío por el invierno, sino por la llegada de Donald Trump al poder, a la espera de saber cuál será en realidad su política exterior y comercial. Europa, Asia y América Latina, en menor medida África y Oceanía, están a la espera de que llegue el 20 de enero y trascurran sus primeros 100 días de gobierno.
Sin embargo, México hoy parece al borde de la desestabilización y no precisamente por la llegada de Trump y su política, sino por los errores del gobierno del presidente Enrique Peña Nieto y su falta de visión para organizar los tiempos, los procedimientos y mecanismo, para la liberalización del mercado de las gasolinas.

Por: José Luis Ortiz Santillán
Economista, amante de la música, la poesía y los animales. Realizó estudios de economía en la Universidad Católica de Lovaina, la Universidad Libre de Bruselas y la Universidad de Oriente de Santiago de Cuba. Se ha especializado en temas de planificación, economía internacional e integración. Desde sus estudios de licenciatura ha estado ligado a la docencia como alumno ayudante, catedrático e investigador. Participó en la revolución popular sandinista en Nicaragua, donde trabajó en el ministerio de comunicaciones y de planificación. A su regreso a México en 1995, fue asesor del Secretario de Finanzas del gobernador de Hidalgo, Jesús Murillo Karam, y en 1998, fundador del Centro de Estudios de las Finanzas Públicas de la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión.