El cruce de señales políticas en el PRI Hidalgo marca una contención política frente a las negociaciones para evitar una desbandada mayor del éxodo de sus actores políticos de fuerza interna, así como de la militancia política que aún es leal a las filas del tricolor.
La lectura de la escena política en el PRI es clara. Se encuentra en un proceso de negociación política con las actrices y actores endogámicos en Hidalgo, que se ha intentado reposicionar en otras fórmulas partidistas más allá de Morena. En este trazo, las posturas del exgobernador Francisco Olvera y de José Antonio Rojo marcan una data de orientación analítica que devela que la estrategia de contención política puso en la antesala una nueva articulación de negociación y poder de cúpula.
Los devaneos que llegó a externar Francisco Olvera con respecto a la semiótica política -por no decir caras, guiños y gestos- hacia Morena Hidalgo que, a decir del exgobernador, no le ha marcado el paso hacia una posible incorporación a sus filas, condensa una intención velada frente a la pérdida de fuerza política dentro de su presencia en el PRI Hidalgo.
Queda manifiesto que Francisco Olvera presenta un capital de conducción política en el PRI que puede y debe ser reorientado frente a la erosión y crisis política que enfrenta su partido.
En un segundo escenario político de las estrategias de contención política del PRI Hidalgo, la serie de vientos en contra que fue capaz de generar la suspicacia sobre la posible incorporación de José Antonio Rojo en las huestes de Movimiento Ciudadano, ha develado que el cisma y quiebre político en el PRI lo hace parecer el Titanic en pleno naufragio político.
Si bien es cierto que, en ambos casos, el de Francisco Olvera y de José Antonio Rojo, los posibles devaneos fueron desmentidos, no es menos cierto que el hastío político los embarga y que los encontronazos que permean las problemáticas de cúpula en el PRI dejan abierto el escrutinio que las defecciones -al igual que la debilidad de conducción política de Marco Mendoza- impelen en los intereses de fuga política en el tricolor.
La lógica analítica prescribe que debe haber existido un diálogo directo entre Carolina Viggiano, secretaria general del PRI nacional, con Francisco Olvera y José Antonio Rojo. En este trazo, el vector que primó debe haber dado un piso firme a la negociación política en escenarios futuros y en la prospectiva de dominio político de ambos personeros en el PRI.
Las negociaciones de estrategia de contención política imperan en el PRI bajo un esquema de marco lógico.
I. La dinámica política y la fuerza organizacional
La cúpula del PRI ha ponderado que frente a la debilidad de conducción política de Marco Mendoza, la dinámica política y la fuerza organizacional de partidos son elementos en la negociación de escenarios de poder y estatus político.
II. La crisis política y la afectación pública
No existe vuelta atrás en la crisis política del PRI y la afectación de su presencia pública en la conducción política de la nación. En este trazo, los rendimientos políticos decrecientes son un indicador que explica su incapacidad orgánica para su reproducción hegemónica en la palestra pública, condición expresa frente al poderío político de Morena.
III. La renovación de las competencias políticas
En este trazo, el PRI denota una incapacidad estructural para renovar sus competencias políticas en el trazo de un proyecto político, hasta ahora, ausente en el poder orgánico de interlocución con la ciudadanía. La pérdida de credibilidad y legitimidad del partido son un claro efecto de esta incapacidad de renovación de competencias políticas.
La estrategia de contención política del PRI Hidalgo tiene una falla de forma y fondo. No haber permitido el dinamismo de la renovación de cuadros al interior del partido hoy marca negociaciones con los vetustos personeros de cúpula y no con una fuerza política dinámica de inserción social de “jóvenes revolucionarios” o, bien, de actrices y actores políticos que hayan trabajado desde las estructuras de la base militante para detentar ese poder político que se encuentra ausente en Hidalgo.