Después de haber sido señalado conjuntamente con su secretario de Gobernación, Miguel Osorio Chong, de haber recibido financiamiento posiblemente ilícito a su campaña presidencial por cerca de 100 millones de dólares de empresas asentadas en Estados Unidos, cuya indagatoria no está concluida, la figura del expresidente Enrique Peña Nieto fue recordada en México en el partido de la final Toluca vs América, de la que los Diablos Rojos salieron victoriosos, rompiéndole las alas al águila de San Ángel.
En las indagatorias del financiamiento de la campaña de Enrique Peña Nieto a la presidencia de la República ha sido mencionado el nombre del exgobernador del estado de Hidalgo, Miguel Osorio Chong, como uno de los agentes receptores del financiamiento. Hasta ahora, las indagatorias al respecto se mantienen en una estrecha secrecía por parte de las autoridades de la UIF del gobierno de la presidenta Claudia Sheinbaum, pero todo apunta a que la investigación seguirá su curso.
En este trazo, en el destape del escándalo de TelevisaLeaks, la periodista Carmen Aristegui dejó ver que así como se realizaban campañas negras contra funcionarios y fuerzas políticas desde el “Palomar” de la televisora de San Ángel, también se hacían campañas y arquetipos de Fake News en pro de quienes pagaban para tal cuestión. En los hechos, Aristegui no ha quitado el dedo del renglón señalando que el exministro Arturo Zaldívar debe explicar la veracidad de los documentos.
En esta atmósfera, también han aparecido los trazos de la campaña presidencial de Enrique Peña Nieto y cómo se encumbró desde Televisa un escenario que se encargó de demeritar a sus oponentes y de engrandecer las “virtudes” del entonces aspirante a la presidencia de México. Sin embargo, la investigación del financiamiento de la campaña de Peña Nieto aparece como una estela que inclusive ha ido a las suspicacias de establecer un hilo conductor con el escándalo Panamá Papers que, en su momento, también arrojó el nombre del exgobernador de Hidalgo, Miguel Osorio Chong.
En este vendaval de pasiones, ¿por qué las indagatorias sobre el financiamiento de la campaña de Peña Nieto aparecen en estos momentos cuando todo indicaba, como cita la canción, “ya lo pasado, pasado”?
Los trazos son complejos pero los vectores son placas tectónicas.
Cuando inició la gestión de la Dra. Sheinbaum, los corrillos políticos de la derecha se encargaron de difundir la idea de que la nueva presidenta sería la imagen del poder, pero quien gobernaría sería el Tlatoani López Obrador. En menos de seis meses, las acciones del gobierno de Claudia Sheinbaum tiraron por tierra esta idea que intentaba demeritar su investidura y liderazgo en la izquierda, ya que la presidenta lo mismo ponía en su lugar a empresarios que a Fernández Noroña, censuraba a Cuauhtémoc Ochoa que a Andrea Chávez, y negociaba con Trump frente a la beligerancia del gobierno de Washington, al tiempo que le leía la cartilla a Morena por los estragos del nepotismo político.
En este escenario, Sheinbaum Pardo se volvió temible para la derecha y no ha pasado por alto, como no lo hizo el gobernador Menchaca Salazar, las tropelías del antiguo régimen y, por ello, no es gratuito que frente a los extraviados de Morena y de otras fuerzas políticas, el poder del gobierno de Claudia Sheinbaum se cierna con fuerza y sin miramientos más allá del tiempo presente.
Estamos en presencia del claudismo en ascenso y de un compromiso serio de un gobierno que se ha visto aquejado por la infiltración política de la derecha y del crimen organizado, y ante este laberinto, la respuesta es la depuración de todo a lo que huela a corrupción.
La lectura política de las acciones de la presidenta Sheinbaum Pardo es lógica, pero no deja de ser una Caja de Pandora que se cierne sobre un entramado institucional que no acaba de abortar la podredumbre de la corrupción e impunidad en México.
La moraleja es clara, le asienta más al expresidente Peña Nieto quedarse en su mansión de España comiendo fabada y morcilla; en México, los frijoles y el chorizo de Toluca se le puede indigestar.
