El Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) ha dado a conocer que en 2016 la economía mexicana creció 2.3%, en promedio anual. Si bien esa tasa de crecimiento muestra un buen desempeño de la economía nacional -dadas las circunstancias de la crisis internacional en que se desenvuelve la economía mundial-, está lejos de las promesas del presidente Enrique Peña Nieto de hacerla crecer a tasas superiores al 5%, aún más de las tasas proyectadas en los Criterios Generales de Política Económica (CGPE) de todos los años anteriores.
Como se puede ver en la siguiente tabla, el crecimiento de 2.3% alcanzado en 2016 está muy lejos del 4% previsto en los CGPE en 2013; del 3.7% proyectado en los de 2014; del 4.9% planteado en los emitidos en 2015 y del 2.6% establecido en los CGPE para 2016, tomando el mínimo de los nuevos rangos que ahora propone el gobierno para no errar en sus proyecciones anuales. Con este nivel de crecimiento, la economía nacional sólo ha podido crecer, en promedio anual, en sólo 2.1% en los primeros cuatro años del gobierno de Peña, hasta ahora por debajo de un punto del crecimiento promedio del 2.2% en que lo hizo durante el sexenio de Felipe Calderón.
Quizá porque el simulador del Banco de México fue ajustado oportunamente en noviembre pasado, cuando corrigió sus proyecciones de entre 1.7 y 2.5 a 1.8 y 2.3%, es que finalmente acertó en el techo del rango previsto para 2016. Pero 2017 será muy complicado para el gobierno federal, lograr un crecimiento de entre 1 y 1.5% previsto en los CGPE, será muy complicado. Pero peor aún para el Banco de México, que en noviembre pasado suponía que la economía del país podría crecer entre 1.5 y 2.5% en 2017.
Peña Nieto, durante su campaña, e incluso ya en el ejercicio del poder, hizo promesas y las llevó al notario público, sin que su equipo valorara realmente lo que estaba pasando en el mundo. Mi crítica quedó reflejada en esta columna
entonces. En 2012, al iniciar su campaña, el presidente se comprometió frente a los empresarios reunidos en Guadalajara a hacer crecer la economía nacional a tasas superiores al 5% y afirmó: “Hice un compromiso en alcance a la iniciación de uno de estos cinco compromisos: crecer económicamente y fijé cuál era la meta: triplicar el crecimiento que México ha tenido en la última década, un pobre crecimiento de apenas 1%, para llevarlo a tasas de 5% y 6%, porque México puede y México lo necesita”, pero cuatro años después sólo ha podido hacer que la economía crezca en 2.1%, en promedio anual.
En la página 20 del Plan Nacional de Desarrollo (PND) 2013-2018, dice: “La transformación de México es una responsabilidad que no se puede eludir. En ausencia de reformas relevantes, el potencial de crecimiento del PIB de México es de entre 3.0 y 4.0% al año. Este nivel de crecimiento es envidiable comparado con otros países de desarrollo similar e incluso algunas economías avanzadas”, suponiendo que sus reformas serían el medio para lograrlo.
Lamentablemente, a un año de que Enrique Peña Nieto concluya su mandato, la liberalización del mercado de los hidrocarburos, así como la nueva política comercial y migratoria de Donald Trump, harán que las promesas se conviertan en retórica y que lejos de crecer en este año, la economía nacional entre en recesión o apenas pueda crecer en 0.5% al concluir 2017, fracaso del cual se culpará a Trump.

Por: José Luis Ortiz Santillán
Economista, amante de la música, la poesía y los animales. Realizó estudios de economía en la Universidad Católica de Lovaina, la Universidad Libre de Bruselas y la Universidad de Oriente de Santiago de Cuba. Se ha especializado en temas de planificación, economía internacional e integración. Desde sus estudios de licenciatura ha estado ligado a la docencia como alumno ayudante, catedrático e investigador. Participó en la revolución popular sandinista en Nicaragua, donde trabajó en el ministerio de comunicaciones y de planificación. A su regreso a México en 1995, fue asesor del Secretario de Finanzas del gobernador de Hidalgo, Jesús Murillo Karam, y en 1998, fundador del Centro de Estudios de las Finanzas Públicas de la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión.