Entre magueyes, mezquites y saberes ancestrales, se llevó a cabo el 9º Festival de Arte y Cultura Otomí en Dextho de Victoria, San Salvador, organizado por el gestor comunitario José de Jesús Hernández. La jornada incluyó canciones populares de antaño, declamación, poesía hñähñu, danza, música en vivo, programa literario y conferencias, con énfasis en la relevancia del maguey y el pulque en la región.
Durante el evento, Héctor Pedraza Olguín, conductor social y gestor cultural, señaló que el pulque no fue un invento humano, sino una revelación de la diosa Mayáhuel, deidad del maguey.
“Ella se sacrificó para dar a los humanos esta bebida sagrada antes de que existieran otras bebidas como el vino, licores o cervezas”, expresó.
Recordó que los pueblos originarios de México, principalmente del centro del país como mexicas y hñähñus, celebraban la vida con esta bebida, considerada el fermentado más natural del planeta. Sin embargo, en el siglo XX, debido a la industrialización y las campañas de desprestigio de la industria cervecera, su consumo disminuyó hasta casi desaparecer.
“Afortunadamente en este siglo XXI hay un reconocimiento de esta bebida ancestral, resurge una generación que valora y reivindica su legado”, destacó el dirigente hñähñu.
En este marco, se resaltó que el gobierno federal, a través del Instituto Mexicano de la Propiedad Industrial (IMPI), publicó recientemente en el Diario Oficial de la Federación la Declaratoria de Indicación Geográfica del Aguamiel y Pulque en Hidalgo, que abarca 44 municipios de seis zonas históricas productoras de maguey: Valle del Mezquital, Llanos de Apan, Sierra Baja, Comarca Minera, Cuenca de México y Valle de Tulancingo.
En el caso del Valle del Mezquital, se incluyen municipios como Ixmiquilpan, Cardonal, Chilcuautla, Alfajayucan, Tasquillo, Santiago de Anaya y San Salvador, entre otros, donde más del 70 por ciento de la población habla otomí.
La declaratoria reconoce al aguamiel como un líquido ambarino, traslúcido, de sabor dulce afrutado y con alto valor nutricional, al estar conformado por azúcares simples, aminoácidos esenciales, vitaminas, minerales, prebióticos y probióticos.
“Esto demuestra práctica y científicamente que los productos derivados del maguey juegan un papel fundamental en la alimentación y la dieta del pueblo hñähñu”, concluyó el líder indígena.