- Con todo lo que se ha dicho, ¿tiene sentido caracterizar los términos teóricos? Una vez comprendido que los términos teóricos y los términos observacionales caracterizan su significado mutuamente, queda demolida toda tentativa por determinarlos categóricamente.
Empero, considérense las determinaciones.
8.1 Si en principio se identifica teórico con no-observacional, y no-teórico con observacional, entonces no tendríamos, al parecer, ningún problema para determinar los términos, ya que los criterios para hacerlo sería nuestra propia observación. A saber, un término que se observa es un término observacional, y un término que no se observa es un término teórico, pero como es evidente que los términos se pueden observar (basta verlos en un papel), quiere decirse que son aquellas entidades, a las que se refieren los términos, las que son susceptibles de ser observadas o no. Como puede observarse, el examen muestra una simpleza sospechosa.
De lo anterior podría interpretarse tanto que ‘rojo’ es un término teórico como que ‘rojo’ es un término observacional, ello dependiendo del agente que encabece la determinación. Por ejemplo, lo que para un ciego sería un término teórico, para cualquiera con un aparato sensorial completo sería un término observacional; más aún, lo que para un ateo sería un término teórico, para un creyente religioso podría ser un término observacional, siempre y cuando afirme haber visto a Dios con sus propios ojos. Puede entonces decidirse que ‘observacional’ no especifica únicamente la percepción visual, sino algo más. ¿Pero qué sería este algo más? Espero nótese que la identificación en principio no lo permitiría, ya que su postulación consiste precisamente en un deslinde que no permita variaciones dentro de las posibles interpretaciones de ‘algo más’.
Es verdad que ‘observación’ no encierra únicamente a la percepción sensible, como también lo es, por tanto, que los criterios para determinar los términos no pueden residir en una caracterización tan simple.
8.2 Una supuesta determinación sofisticada podría expresarse de la siguiente forma: “Los términos observacionales se refieren a entidades observables, y los términos teóricos se refieren entidades inobservables”. Sin embargo, ¿a qué se refiere ‘observación’?, ¿a qué se refiere ‘teoría’? ¿Acaso ‘observación’ se refiere a una entidad observable? Si es así, ¿cuál sería? ¿Una persona observando? ¿Y cómo podría asegurarme que está observando para estar seguro que empleo ‘observación’ correctamente? ¿O tendría que decir que se refiere a la observación que tengo de una entidad? Pero entonces mi observación de una entidad sería aquello que se refiere, y no estaría empleando correctamente ‘observación’ al decir que estoy observando una entidad. En el caso de ‘teoría’ se suscita una complejidad semejante, ya que no es de ningún modo absurdo considerar a las teorías como entidades observables.
8.3 Por evidencia, el empleo de términos teóricos para hacer referencia a términos observacionales, y de términos observacionales para hacer referencia a términos teóricos, confirma enérgicamente que la caracterización de sus significados no es distinta, por tanto, no es problemática.
8.4 Parece olvidarse que el problema de la caracterización de los significados se resuelve teóricamente; i.e., la afirmación de un término se justifica en su caracterización teórica. Pero ello no implica, necesariamente, que nuestras caracterizaciones contengan el mundo por completo.
8.5 La carga teórica explica nuestras observaciones, pero la complejidad de sus relaciones requiere modelos para explicarlas. En este sentido la contrastación pone a prueba nuestras explicaciones.
8.6 No habría por qué acusar circularidad a las pruebas de nuestras explicaciones, sencillamente porque aquello que se somete no es la observación explicada por una teoría, sino la relación de las observaciones explicadas teóricamente. Es claro que la contrastación revela un modelo aún no probado, aunque cada elemento en su conjunto no la requiera.
La contrastación se hace a una teoría, no a los elementos de su conjunto tratados indistintamente. Estos ya han sido probados.
8.7 Es verdad que la contrastación presupone la distinción teórico-observacional, aunque con una connotación diferente: un modelo se pone a prueba con aquello que el modelo representa.
Continúa (9/12)

Por: Serner Mexica
Filósofo por la UAM, estudió la Maestría en la UNAM y el Doctorado en la Universidad de La Habana. Fue Becario de Investigación en El Colegio de México y de Guionismo en IMCINE. En 2007 obtuvo el Premio Nacional de Dramaturgia EMILIO CARBALLIDO por su obra "Apóstol de la democracia" y en el 2011 el Premio Internacional LATIN HERITAGE FOUNDATION por su tesis doctoral "Terapia wittgensteiniana".