¿Huachicol gubernamental?

El pronunciamiento de Julio Menchaca sobre que exfuncionarios públicos pueden estar implicados en la red de huachicol nos lleva a preguntarnos ¿quiénes pueden ser?

Ningún gobierno es aprueba de balas y mucho menos de huachicol. El gobernador Julio Menchaca ha tenido un pronunciamiento demoledor al aceptar que exfuncionarios públicos se encuentran implicados en una red de huachicol. Pese a que esta declaración es a título de lo “posible”, ha causado estragos en el escenario de probidad y el halo de control que históricamente debe primar en el aparato de Estado.

 

Entrar en el terreno de lo posible es la antesala de que la probabilidad se extiende y recorre la realidad pública, al tiempo que invita a cuestionar ¿quiénes pueden estar en este escenario de corrupción pública?, en un momento donde la presidenta Claudia Sheinbaum no quita el dedo de la llaga del huachicol.

 

Aristóteles sentenció en torno al poder público: “Vosotros, manteniendo tranquilo vuestro firme corazón en el pecho, los que habéis conseguido abundancia de muchos bienes, mantened vuestra arrogancia en un término medio; pues ni a vosotros obedecemos, ni a vosotros todas las cosas os serán propias”.

 

El trazo de la probidad pública es tan delicado que, desde el gobierno federal, la presidenta Claudia Sheinbaum ha puesto límites de poder público; por lo que ningún funcionario podrá estar por encima de la ley. En esta sentencia que va en contra de los “intocables” se perfila en Hidalgo el cuestionamiento sobre las estructuras gubernamentales que conformaron administraciones que precedieron al gobierno de Julio Menchaca que no fueron, necesariamente, avizoradas, pero que abren un capítulo de pesquisa en materia de probidad pública, en un nexo directo con el crimen organizado.

 

En esta atmósfera es necesario preguntar sobre ¿qué protocolos existen en torno al control de la corrupción en el gobierno del gobernador Julio Menchaca?

 

La respuesta deberá ser precisada debido a que el pronunciamiento del gobernador Menchaca Salazar da cabida al cuestionamiento del manoseo que pudieron llevar a cabo los exfuncionarios públicos en cargos decisorios, condición que sigue aquejando a las estructuras de servidores públicos en el país y que posiciona a la discrecionalidad de la toma de decisiones como el problema clave en la generación de la corrupción y sus anomalías.

 

La construcción de protocolos que impidan la discrecionalidad en la toma de decisiones de los servidores públicos es la frontera de la corrupción.

 

Nos encontramos en uno de los momentos decisivos en la administración del gobernador Menchaca Salazar, donde la sucesión transexenal 2028 indica un escenario delicado que ya no puede obedecer sólo a las alegorías que empujaran su alternancia política, ¡Primero el pueblo!, que fue una arenga de gran calado que no puede ni debe debilitarse en una forma o formas intestinas de corrupción pública. El arqueo público debe estar en constante revisión como lo está realizando la Auditoría Superior de Hidalgo en diferentes municipios.

 

Por ende, la complejidad de las estelas de corrupción posible en las administraciones que precedieron al gobierno de alternancia en Hidalgo se erigen como el pandemonio de los despropósitos públicos, lo que es, sin duda, un llamado para redoblar esfuerzos en el combate a la corrupción y malversación pública que se ha centrado, lo mismo en la Estafa Siniestra, que en las pesquisas a municipios, así como diversas irregularidades de cuenta pública.

 

El hecho de que el gobernador Julio Menchaca haya efectuado el pronunciamiento de “posible corrupción de exfuncionarios” es una espada de dos filos y la lectura política a la que empuja es lineal. El gobernador no pudo haber especulado con algo tan delicado como la participación de exfuncionarios de gobiernos que le precedieron en una red de huachicol, sin tener elementos e indicios lógicos para hacerlo. El gobernador Julio Menchaca ha destapado un pandemonio y caja de Pandora, que ya perfilan en sus sombras nombres y apellidos que acaparan reflectores.

 

Los medios no han pasado por alto la declaración del gobernador Menchaca Salazar, porque como titular del Poder Ejecutivo de Hidalgo la valía de sus planteamientos no queda en el vacío y, lo que es significativo, “nadie especula sobre tener cáncer, sin haber tenido dolencias y signos claros”.

 

¿Huachicol gubernamental?


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