La politización damnifica al Congreso

Que la derecha intente politizar la tragedia ocasionada por el huracán Priscilla tiene razones obvias y sobradas frente a la crisis de extinción del antiguo régimen. No obstante, que la bancada de Morena en el Congreso intente politizar el evento, no sólo es un despropósito absurdo, sino una miopía política irrisoria, un verdadero desastre.

En el colmo de los despropósitos públicos, las bancadas de diputados en el Congreso de Hidalgo han protagonizado una arena política sórdida, hueca y vacía, en un empalme de acusaciones interminables bajo la premisa de quién ha hecho más por los damnificados en las zonas de desastre.

 

En este plano de desconcierto político la pregunta es ociosa y conlleva a un extravío del propósito de las y los legisladores de Hidalgo que no pueden caer en acusaciones de párvulos, frente a una tragedia mayúscula que ha enlutado a las y los hidalguenses.

 

Esta atmósfera del Congreso local ha sido precedida y encendida frente a la radicalización de la izquierda y la idea -por demás absurda- de la derecha de obtener raja política”; donde politizar la tragedia deja más, al menos en los reflectores mediáticos, que trabajar en coordinación para garantizar la ayuda a damnificados y la reorientación de los daños para subsanar el dolor de la ciudadanía.

 

Incongruentemente las y los legisladores del Congreso, más allá de su filiación política, han puesto la nota alta frente a una tragedia social que ha desbordado al estado, como lo ha indicado la presidenta Sheinbaum Pardo y que no permite dudas o titubeos en las acciones públicas en respuesta a las y los mexicanos que, a más de dos semanas del paso del huracán Priscilla, no pueden encontrar la salvaguarda de su integridad, paz y la tranquilidad a la que tienen derecho.

 

Las vidas y el patrimonio de las y los ciudadanos en Hidalgo, y el amparo público de sus autoridades, incluido y en especial el del Congreso, no pueden dejar de ser el epicentro de esta tragedia hasta que la erosión social haya sido subsanada.

 

Sin embargo, ¿hacia dónde va la politización de la tragedia?

 

I. La izquierda radical

El despliegue de fuerza política del choque de Izquierda Unida, que dirige Tonatiuh Herrera, ha causado incertidumbre en torno a los fines democráticos de la revocación de mandato, intentando con ello deslegitimar a la administración del gobernador Julio Menchaca.

 

En este trazo, la derecha le ha hecho el juego a Izquierda Unida y en el Congreso ha intentado obtener “raja política” en las impugnaciones sobre la respuesta y atención del gobierno morenista a la tragedia social.

 

II. La impericia de la bancada de Morena en el Congreso

La lógica del juego de intereses de la bancada de la derecha y las fuerzas del antiguo régimen, para demeritar la labor de ayuda y asistencia social de la gestión del gobernador Julio Menchaca en torno a la tragedia de la zona de desastre del huracán Priscilla sobre ciudadanas y ciudadanos de Hidalgo, tiene razones obvias y sobradas frente a la crisis de extinción del antiguo régimen. No obstante que la bancada de Morena en el Congreso intente politizar el evento, no sólo es un despropósito absurdo, sino una miopía política irrisoria, un verdadero desastre.

 

La bancada de Morena en el Congreso de Hidalgo no puede caer en la diatriba de hacerle el juego a la derecha con una ceguera de tal  magnitud que resulta espeluznante.

 

Cuando el gobernador increpó la actitud de zafarrancho en la pelea pública protagonizada por Marco Mendoza y Miguel Tello, conminando a pónganse a trabajar, el mensaje no se constreñía a Mendoza y a Tello, sino a toda la clase política de Hidalgo.

 

Te lo digo Pablo, para que lo entiendas Pedro

 

Politizar la tragedia social no es el camino para obtener dividendos políticos y, mucho menos, para hacer presencia pública.

 

La respuesta comprometida y solidaria de la presidenta Claudia Sheinbaum, que vino a dialogar con el gobernador Julio Menchaca y establecer el puente de ayuda aérea y, desde luego, la responsabilidad y conciencia social de Menchaca Salazar, en su gobierno de proximidad ciudadana, deben ser el acicate a esta conducta absurda, sórdida e inclusive superflua en la que las y los legisladores del Congreso ratifican su impericia y torpeza política frente a la tragedia y esperemos que no más allá de ella.

 

La ciudadanía de Hidalgo y de la nación no merece el despropósito de ningún sector de la clase política de querer lucrar con la tragedia que ha enlutado a las y los mexicanos.


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