Al grito de “a la cargada, mis valientes”, el expresidente Ernesto Zedillo le ha respondido a la presidenta Claudia Sheinbaum desde la literatura barata de las revistas Letras Libres y Nexos, que hablando con la honestidad de un antropófago con el estómago lleno, que en torno a la Reforma del Poder Judicial “es un engaño al pueblo” y que “en México con AMLO murió la democracia”, pelos más, pelos menos.
Siendo honestos, más que un antropófago con el estómago lleno, mis únicos y queridos lectores, el expresidente Ernesto Zedillo tiene razón; sólo que se equivoca en tiempo y espacio al señalar que “el pueblo ha sido engañado y que en México murió con AMLO la democracia”, porque si no me fallan los conocimientos y la memoria, esto se presentó en ese México de la vieja guardia a la que él pertenece, donde el Poder Judicial era el brazo operativo del Poder Ejecutivo y del Legislativo para proteger los privilegios de las élites económicas y políticas, despojando al pueblo de lo que era suyo y aniquilando la democracia.
¿Por qué la memoria política será una de las peores taras que experimenta la vieja casta política del país y, en muchos casos, en el planeta?
Hoy que la periodista Carmen Aristegui ha caído en desgracia señalada por una empresa ultraconservadora como Televisa “el quinto poder”, que por décadas amparó al sistema político del antiguo y anciano régimen y, la acusa de crear información falsa, como lo enunció con toda claridad el Tlatoani y líder moral de la izquierda, años antes de que lo hiciera la empresa de San Ángel, cabe preguntarse ¿será acaso que el expresidente Zedillo presenta problemas de memoria política y no recuerda la tragedia nacional que implicó el caso FOBAPROA al amparo del Poder Judicial en su sexenio?
Todavía recuerdo, mis únicos y queridos lectores, cuando Carmen Aristegui tomaba clases de Economía Política conmigo en la Facultad de Ciencias Políticas; en aquella época yo era un jovencito imberbe, pero desde entonces, ya me percataba que la memoria política era laxa.
Encaramados en las reacciones de la derecha en Hidalgo, tampoco parece existir en su clase política una memoria fecunda sobre actos como el FOBAPROA, en los hechos no lo menciona; más aún, tampoco suelen mencionar en ninguna pasarela o escenario a la Estafa Siniestra, fenómeno que enuncia las prácticas del antiguo y anciano régimen que por más de nueve décadas fue bastión de las latitudes hidalguenses, ¿a que se deberá este fenómeno de amnesia política?
Pero no te salgas de huacal conejo flaco.
En alguna ocasión, las revistas Letras Libres y Nexos ocuparon un sitio preponderante en la crítica política, quizás atraviesan por uno de esos momentos donde la memoria política laxa y su amnesia se ha vuelto una dimensión desconocida y, por ende, elevan artículos como los del expresidente Zedillo, a título de “verdad irrefutable”, pero, afortunadamente, la presidenta Claudia Sheinbaum suele aterrizar y objetar las retóricas sórdidas y huecas de las y los personeros del antiguo y del nuevo régimen, que se despistan o extravían de la realidad.
Para Sheinbaum Pardo no prima el dicho “en la casa del herrero, cuchillo de palo”.
La presidenta Claudia Sheinbaum, sin aspavientos ni remolinos, ha puesto en su lugar al expresidente Zedillo y su laxa memoria política, recordándole hechos vergonzosos y de lesa humanidad para la nación -en su sexenio- como el caso de la masacre de Acteal, El Charco, Aguas Blancas o El Bosque, y no dejó espacio sin tocar con respecto al FOBAPROA.
A diferencia del Tlatoani de la izquierda, que se jugó la vida en una lucha entre desiguales, tirando, materialmente, el antiguo y anciano régimen, el expresidente Zedillo carece de elementos y argumentos históricos de autoridad moral para erigirse en el paladín de la democracia en México.
¿Será acaso que provisto de la atmósfera de sensibilidad extrema que deviene de la Semana Santa y del fallecimiento del Papa Francisco el expresidente Ernesto Zedillo se considere el Mesías y apóstol de la democracia en México?

Por: Carlos Barra Moulain
Carlos Barra Moulain es Dr. en Filosofía Política, su ciudad natal es Santiago de Chile, encuentra en el horizonte social su mejor encuentro con la historia y hace de las calles el espacio de interacción humana que le permite elevar su conciencia pensando que la conciencia nos ha sido legada por los otros.