No bien habíamos elogiado la paciencia de algunos directivos y los cambios de managers habían sido escasos esta temporada con respecto a otras, cuando al acercarse el final empezaron a apretar el botón de pánico al despedir a manejadores a diestra y siniestra.
Los primeros fueron los Piratas de Campeche, en donde Lino Rivera decidió botar el arpa al recibir una buena oferta de trabajo del extranjero y percatarse de que sus filibusteros no tenían ya nada qué hacer. En su lugar fue designado Lino Conell, quien no entregó buenas cuentas con el Águila hace unas temporadas
Lo que sorprendió a todos fue el despido de Willy Romero, al frente del líder sureño Leones de Yucatán; se argumentó que fue por motivos extradeportivos: supuesto insulto a un aficionado. Pero conociendo a los dueños no extrañaría que buscaran reventar al explosivo manejador, quien apenas hace dos temporadas fue elegido el manager del año. Se buscó a otro manager capaz: Juan Francisco Chico Rodríguez, quien dirige por primera vez a un equipo sureño.
También sorprendió el despido de Roberto El Chapo Vizcarra, de los Tigres de Quintana Roo. Los felinos sufrieron siete derrotas consecutivas, lo que no es de extrañar luego del desmantelamiento del equipo y del despido de refuerzos extranjeros como Pedro Ciriaco o René Reyes. Pero los directivos no respetan blasones y pese a los dos campeonatos que les dio buscaron aligerar la nómina lo más posible, y parece que tratan por todos los medios de no calificar a los playoffs, por primera vez en muchos años. Y si no, basta ver el nombramiento del ex receptor Héctor Hurtado, quien solamente había tenido experiencia con los extintos Broncos de Reynosa, el peor equipo de la liga.

Por: Jorge Carrasco V.
Egresado de la Facultad de Ciencias Políticas de la UNAM. Periodista activo desde 1981 en diversos medios. Especialista en temas internacionales, deportes y espectáculos. Autor de biografías sobre Pedro Infante y Joaquín Pardavé de Editorial Tomo.