El elemento esencial de la conducta de probidad del humanismo mexicano como paradigma político de la 4T, es un imperativo categórico del gobierno de Claudia Sheinbaum. Sin embargo, el nepotismo y las presiones a la sucesión transexenal en Hidalgo 2028, se suceden con el frenesí del juego de intereses en disputa de las y los lobos esteparios.
En forma aleccionadora, la semántica y conocimiento ilustrado del gobernador Julio Menchaca que, afortunadamente, a diferencia del expresidente Enrique Peña Nieto, no sólo ha leído pasajes de la Biblia, sino que dejó una frase en la toma de protesta de la Asociación de Alcaldes de Hidalgo -de la que asumió su liderazgo el alcalde de Mineral de la Reforma, Eduardo Medécigo Rubio- ha indicado “aquí no aceptamos lobos esteparios”, aludiendo a la novela del escritor teutón Hermann Hesse, novela cuya trama denota el dilema de la dualidad de conducta de su personaje principal, Harry Haller, quien se debate entre el pensamiento burgués y su materialismo, y la espiritualidad del género humano.
Para el auditorio de alcaldes de Hidalgo, que conforma esta Asociación de Alcaldes, la frase del gobernador Julio Menchaca pasó inadvertida, inclusive, hubo quienes se miraron como diciendo “de qué habla el gober”, lo cual evidenció que las sombras del peñanietismo cultural y el calado de la cultura general de las y los alcaldes de Hidalgo es un suspiro del alma.
La alusión al lobo estepario -Der Steppenwolf- del gobernador Menchaca Salazar se presenta en un contexto de crisis en Morena que sufre los estragos del nepotismo y las conductas extraviadas de militantes con peso político.
De sobra cabe recordar que el primer escarceo que se protagoniza al interior del gobierno de Julio Menchaca se presenta con el desencuentro entre el senador Cuauhtémoc Ochoa y el secretario de Gobierno, Guillermo Olivares, del cual tuvo que intervenir el gobernador, quien se decantó por el trabajo realizado por Olivares Reyna y del respeto a su encargo público en Hidalgo.
En pleno estresor, las decisiones de Cuauhtémoc Ochoa en el Senado lo llevan a plantear una iniciativa denominada “cobranza delegada”, que auspiciaba meterle mano al salario de las y los trabajadores por deudas adquiridas con entidades privadas, lo cual le causó tal enfado a la presidenta Sheinbaum Pardo que Ochoa tuvo que salir de la Comisión de Hacienda, bajo una reprimenda que censuraba no sólo su falta de tino y mesura pública, sino, también, su extravío político.
En este escenario, el gobernador Julio Menchaca desde las pesquisas de la Estafa Siniestra ya había conminado al staff de gobierno a centrar sus conductas de probidad y de mesura en el poder de Morena, cuestión que le entró por un oído y le salió por el otro a varios de las y los personeros en Hidalgo.
Los personeros públicos, más allá de que pertenezcan o no a Morena, de que sean o no de izquierda, deben preservar la ética pública y la responsabilidad de sus conductas en respuesta a la soberanía y voluntad del pueblo al que representan.
La crisis de nepotismo en Morena ha quedado descrita desde la cultura general y política del gobernador Julio Menchaca; donde no son aceptables ni las ni los lobos esteparios en el gobierno de la 4T y fuera de él.
El extravío político ha impulsado -de manera temprana en la administración de la presidenta Sheinbaum Pardo- a imponer nuevas reglas en Morena y la Carta Decálogo que empujó a la presidenta del partido guinda, Luisa Alcalde, a enviar un comunicado urgente a las réplicas de Morena al interior del país, que ha conminado en Hidalgo, desde la voz de Marco Rico, al respeto a la austeridad republicana.
Es de felicitar al gobernador Menchaca su alusión al lobo estepario; esperemos que para futuras expresiones, si llegara a citar “un cuento de Navidad” -A Christmas Carol- de Charles Dickens indicando “aquí no queremos Ebenezer Scrooge”, las y los alcaldes de Hidalgo no se miren unos a otros diciendo “de qué habla el gober”.
