López Obrador, ¿corrupto?

Andrés Manuel López Obrador tenía dos caminos en el caso del fideicomiso que supuestamente donaría a los afectados por el sismo de septiembre de 2017, pero que el INE descubrió que era para su campaña y que representa un desvío de dinero público de más de 44 millones de pesos, lo que provocó una multa de 197 millones de pesos a MORENA.

El tabasqueño pudo aceptar la multa y respetar las instituciones, o mostrarse furioso por una acción supuestamente ilegal en su contra y mandar al diablo al INE, que parece ser una actitud de él cuando las cosas no van bien.

Y su decisión fue la esperada: optó por mandar al diablo al INE y declaró que todo era “una vil venganza”, pero se le olvidó que fue el mismo instituto el que le garantizó el triunfo en la pasada votación.

¿Por qué tomó esa decisión? Porque si acepta que la multa es justa, estaría aceptando que es corrupto y deshonesto, lo contrario a su principal valor político que le permitió ganar la Presidencia como abanderado de la furia ciudadana contra los priistas corruptos... es decir, estaría mintiendo.

Por eso prefirió optar por la actitud de enojo y destrozar una institución como el INE para salvar su imagen de honestidad. Lo cierto es que las pruebas ahí están, lo que le deja el único camino posible para no perder del todo la aureola de incorruptibilidad que tiene y que es culpar a un tercero, que sería el chivo expiatorio de este lodazal MORENO.

AMLO se ahorcó solito porque su regla 18 de las 50 de su tabla de la ley condena el uso faccioso de los fideicomisos, y sin importarle las razones salió ya a declarar y enseñar los recibos de su donación que no cuadran e insiste que se trata de una vil venganza porque no es corrupto ni hizo mal, y por el contrario, buscan enlodar una acción humanitaria.