Ochoa y Olvera, política de garrotazo

La pelea por el poder siempre ha suscitado desencuentros, celos, golpes por debajo de la mesa, reacomodos en fórmulas, pero siempre ha habido una regla de oro: respeto al gobernador en turno.

Desde que estaban en campaña como candidata y candidato al Senado de la República, Simey Olvera y Cuauhtémoc Ochoa mostraron celos políticos mutuamente, a pesar de ser compañeros de fórmula se hacían maldades entre ellos y ponían en evidencia que ni siquiera pensaron en el trabajo que harían en el Legislativo, su desenfreno iba más allá y desde entonces buscan a cualquier costo la gubernatura de Hidalgo.

 

Pero este tipo de historias no son privativas de la dupla Olvera–Ochoa, por ejemplo, también se han vivido entre Omar Fayad y David Penchyna; y Nuvia Mayorga con Alejandro González. Es lo mismo, pelean, dan golpes por debajo de la mesa sobre todo por los acomodos en las fórmulas, pero a pesar de ello, siempre ha habido una regla de oro: respeto al gobernador en turno.

 

Y, evidentemente, en el caso de Ochoa y Olvera lo que menos piensan es justamente en respetar los tiempos políticos y particularmente al mandatario.

 

Cuauhtémoc ha abierto un frente supuestamente en contra del secretario de Gobierno, Guillermo Olivares, pero en realidad es hacia el gobernador. Quien quiera que se precie de saber un poco de política sabe darle la lectura correcta a esta confrontación. Y no sólo es un desgaste innecesario muy a destiempo, sino que pone en evidencia el endeble carácter que tiene el senador.

 

De Simey, ni qué decir, ha aprendido a base de golpes que las cosas no se ganan, se arrebatan, y es que desde que fue diputada local en la 63 legislatura, donde se plagió una ley, no ha habido siquiera un resultado medianamente bueno que pueda ayudarle a construir una carrera política sólida. Por el contrario, escándalos, confrontaciones, y golpeteo, mucho golpeteo.

 

Recientemente se exhibió un multicitado video entre un grupúsculo de amistades que le gritaron gobernadora, gobernadora que resultó deleitante para los ambiciosos oídos de “La Paloma”, quien ya se vio sentada en el trono de cuarto piso.

 

Recientemente el senador Cuauhtémoc Ochoa a través de una entrevista acusó que su compañera legisladora Simey Olvera saca fotos y las envía a quien a su entender deben llegar para ocasionar conflicto, problemas y suspicacias. Ni el PRI se atrevió a tanto. Golpes de bajo de la mesa, a diestra y siniestra.

 

Pero para encender la hoguera, Ochoa Fernández exhibió lo que, por supuesto, jamás ha sido un secreto, sino por el contrario, ha sido un punto de acuerdo en todas las parrandas de la senadora: Me pidió apoyo para la gubernatura de dos años, expresó el senador.

 

Es decir, por donde se vea es una sistemática falta de respeto al gobernador Julio Menchaca, de un lado o de otro no hay respeto, no hay buenas formas políticas, hoy se hace política de garrotazo.

 

Sin duda lleva más ventaja el senador Cuauhtémoc, por su bagaje político primero como priista, luego como verde ecologista y ahora como morenista. Es decir, está empeñado en ser gobernador y para ello está dispuesto a hacer lo que sea necesario, al menos es lo que ha expresado entre sus amigos cercanos.

 

En el caso de Simey Olvera, de igual forma busca ser la ungida desde la esfera nacional, porque de antemano sabe que en Hidalgo será difícil que le den el voto de confianza. En fin, por más que el mandatario estatal ha hecho un sentido llamado a la cordura, parece que hay políticos de la 4T que entienden todo, menos eso.

 

Parece que una máxima política es que no necesariamente quien tiene los reflectores llega con éxito a la carrera gubernamental, si no que le pregunten a Israel Félix, quien tenía en su momento todo el poder, todo el dinero y todos los afectos de su jefe y mentor.

 

EL CONSPIRADOR


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