Onésimo Serrano - David Hernández: ¿con permiso de quién?

La tradición y máximas de la política construyen una especie de dogma vigente que ha funcionado desde los años postrevolucionarios en México. Hidalgo no es excepción a la regla, muy al contrario, ha surgido el “Paste-Power”, formado por hidalguenses con dominio pleno y perfecto de la política en su máxima expresión.

Conocedores de las reglas, los personajes de la política hidalguense se disciplinan ante la autoridad de su jefe o jefa político, que debe a su vez poseer el control de su grupo político.

Por esta razón resulta extraño que personajes como Onésimo Serrano González o David Hernández Madrid lograran despegar rápidamente una deteriorada imagen política.

Onésimo Serrano mucho ha dado de qué hablar por sus constantes escenas subidas de tono al interior de la Delegación de la SEDESOL, rumores que hablan de una construcción de “Casa Blanca” en San Javier, cabañas en Huasca y lujosos viajes nacionales e internacionales, accesorios como relojes valuados en miles de pesos (que eligió como elemento perfecto para presidir una exposición sobre indicadores de pobreza), sólo sobrepasados por rumores sobre relaciones personales.

Aunque el momento de la historia de Serrano González que oscila entre la indignación y lo absurdo es la entrega de resultados: con unas nóminas infladas por familiares, amigos y amigas cercanas, tal como se ventiló en el área de Adultos Mayores; quejas por condicionamientos económicos a programas sociales; en el caso de estancias infantiles y seguro de vida para jefas de familia, la ostentación de buenos resultados de su antecesora y otros delegados federales; en cinco bimestres de 2016 apenas se apoyó a 245 jornaleros agrícolas cuando el presupuesto se eleva a un millón de pesos; viajes frecuentes al extranjero, o millonarios contratos publicitarios  para promover su imagen personal con miras de contender a cargos de elección popular.

Serrano González se ha dado a la tarea de pagar espacios publicitarios para reivindicar su maltrecha imagen, declarando sobre la favorable reducción de índices de pobreza en la que se ven involucradas diversas dependencias de gobierno de los tres niveles, pero que de ningún modo son mérito suyo. Esto hace pensar en el reciente y secreto nombramiento de Onésimo como vocero oficial del trabajo realizado por secretarías federales a través de los delegados de Hidalgo junto con el gobierno estatal.

Lo cierto es que deberíamos agradecer a Onésimo Serrano por ventilar a la camarilla política que hace poco más de un año se ha enquistado en la capital, tema en el cual sus acciones y rumores han sido fundamentales para ofrecer una lectura política sobre sus vínculos y entronques.

A su vez, David Hernández Madrid, de ser la mayor luminaria en las filas tricolores, se redujo a un decadente enfrentamiento violento en plena convivencia presenciada por un amplio público.

Hernández Madrid, señalado por su inercia casi apática como secretario de Organización en el CDE priista, ha destacado únicamente por candidatear a su hijo, David Hernández Martínez, a dirigir el comité tricolor de Pachuca, el cual actualmente preside Cristina Cortés Montaño, que ha encabezado al lado del "siempre candidato nunca ganador", Ramón Vicente Diez, el financiamiento de la campaña de desprestigio contra Yolanda Tellería Beltrán, a través de Oscar "El Perro" Pelcastre. Lo que pretende es bloquear el desarrollo político de la alcaldesa para frenar el crecimiento panista.

De conocimiento popular es que las tácticas del “Perro” Pelcastre se caracterizan por su falta de fondo, que le permiten Cortés Montaño y Vicente Diez fingir su inexistente fuerza política en la capital como el mayor residuo tóxico del Grupo La Joya.

Resulta interesante destacar las conductas poco decorosas de estos personajes que se aseveraron recientemente, al tiempo que manifestaban en cada oportunidad su cercanía y hasta compadrazgo con un político hidalguense de poderosa familia que, se dice, fue enviado a dirigir a un importante segmento de personajes que tiene una larga lista de tareas políticas sin cumplir y fungir como líder en Pachuca.

La ausencia de disciplina y autoridad en su facción política se confunde con un permiso explícito para sus acciones, sin sufrir mayores consecuencias, mientras la máxima política hace al líder de un grupo el responsable de sus acciones, pues generalmente se leen como propias.