Prospectiva de un mundo que agoniza

Es verdad: ninguna especie vive para siempre, la evolución lo evidencia. Lo paradójico es que la especie que se mira como la precursora del mundo que domina a otras especies, es tan frágil que agoniza en una interminable búsqueda por perpetuarse, cuestión lejana e inalcanzable.

La degradación de los diferentes ecosistemas producto de apetitos, inconsciencia e ignorancia es más que evidente, al grado que siempre se habla de encontrar el paraíso terrenal, o bien, de encontrar otros planetas habitables para colonizarlos, lo cual deja a flor de piel la angustia que existe por generar condiciones de vida ante la agonía del planeta.

En términos estrictos, la única forma de salvar al planeta es que la preservación ecológica se convierta en un negocio como ahora es el agua, cuestión miserable que afirmará la privatización a gran escala de los recursos naturales del planeta, generando nuevas brechas de desigualdad, pobreza y opresión social.

En los hechos, desde las exploraciones de Cristóbal Colón y el posterior ascenso del capital financiero, la disputa por los recursos naturales de diversos países a manos de los emporios industriales ha sido la manzana de la discordia, generando la mayor parte de las guerras convencionales del siglo XX y XXI, cuestión que no habrá de detenerse, y Siria es un ejemplo de ello.

Tanto se cacarean nuestros logros científicos y poco se habla de la ciencia aplicada a la destrucción y dispuesta para el dominio social, lo mismo en el desarrollo de tecnología, armas convencionales y biológicas, información para la desinformación y control social, la generación de atavismos económicos.

Los apetitos de dominio económico y político se han unido a la presencia religiosa, sus vértebras son intrincadas y contienen una buena dosis de patologías psicológicas que no son fáciles de desentrañar; empero, no podemos asumir que la racionalidad es suficiente para virar el rumbo ante esta maraña oscura.

No existe un escenario promisorio para la humanidad, nos encontramos en la sobrevivencia y las elites de poder son las que viven y depredarán lo poco que quede de la Madre Tierra.

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Por: Carlos Barra Moulain

Carlos Barra Moulain es Dr. en Filosofía Política, su ciudad natal es Santiago de Chile, encuentra en el horizonte social su mejor encuentro con la historia y hace de las calles el espacio de interacción humana que le permite elevar su conciencia pensando que la conciencia nos ha sido legada por los otros.






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CRONOS - Carlos Barra Moulain

Carlos Barra Moulain es Dr. en Filosofía Política, su ciudad natal es Santiago de Chile, encuentra en el horizonte social su mejor encuentro con la historia y hace de las calles el espacio de interacción humana que le permite elevar su conciencia pensando que la conciencia nos ha sido legada por los otros.