En lo que va de 2017 los mexicanos hemos sido testigos o partícipes de una serie de protestas por el alza a los combustibles, que se han convertido en hechos violentos de saqueos a negocios de todo tipo, sobre todo de las grandes tiendas comerciales en decenas de ciudades de país, incluyendo a la Ciudad de México y varias ciudades de Hidalgo, entre ellas Pachuca, Ixmiquilpan, Actopan y Tula.
Ya se han vertido opiniones en todos los sentidos sobre estos acontecimientos que nos tienen a todos en preocupante expectativa. Hemos concluido que el ciertamente escandaloso aumento al precio del combustible se convirtió en el argumento perfecto para llegar a donde estamos, pero que las causas primarias del descontento social se han ido generando a través de los últimos años.
¿Como qué causas? En primer lugar, la galopante corrupción que hoy en día se ha adueñado de casi todos los actos de gobierno en sus niveles federal, estatal y municipal. A pesar de los intentos gubernamentales por combatirla en decisiones como la creación del Sistema Nacional Anticorrupción, las cosas cada vez están peor y escuchar opiniones para convencernos de que la corrupción es parte de nuestra cultura en muy poco ayuda para combatirla, porque es entonces como si quisiéramos terminar con la celebración del Día de Muertos. Pues no, porque es parte de nuestra cultura, según Peña Nieto.
También los insultantes salarios que perciben nuestros senadores, diputados federales, ministros y magistrados (y hasta ahí, para no hacer la lista muy grande), es algo que ofende a los mexicanos al comparar el sueldo de cualquiera de ellos con los 80 pesos diarios que perciben millones de ciudadanos. Las diferencias económicas son abismales.
Es inconcebible, por citar un caso, que a uno de esos personajes arriba señalados, con ingresos estratosféricos, todavía se le apoye con vales de gasolina o con bonos navideños de varios miles de pesos. Las cosas ya no pueden seguir de esta forma, porque ya estamos viendo las consecuencias del descontento social así manifestado. ¿O no?
Hay también quienes sin ser o haber sido senadores o ministros, se llevan –sí legal pero inmoralmente- una carretada de dinero cada mes por concepto de jubilación como exempleados de CFE, de Pemex o del Seguro Social. Claro, podrán decir que son los menos culpables, pues sus condiciones laborales se los permitieron, pero es claro que en su momento esas negociaciones laborales también estuvieron contaminadas por la corrupción y por los moches.
La falta de empleo es otra variante para tratar de entender el descontento social. Se nos dice que el número de asegurados ha crecido como nunca -como muestra del incremento en el número de empleos-, pero lo cierto es que en donde nos paremos vamos a ver a mujeres y hombres en plenitud de facultades físicas y mentales, sin trabajo o con él pero muy mal remunerado, y es que no hay de otra.
Hay otras razones para entender el descontento social que se ha visto reflejado en hechos vandálicos so pretexto de la protesta por el alza a la gasolina, acciones que de plano no se justifican pero sí se entienden. Con todo, no hay que olvidar que en estos desmanes varios partidos políticos no son ajenos del todo, pues bien saben que el descontento social contra el gobierno en turno encuentra su único momento de recompensa al emitir su voto, y en este sentido en 2017 tendremos elecciones en cuatro estados, un año antes de la madre de todas las batallas en 2018. Y entonces, excelente caldo de cultivo todo lo que ahora ocurre.
Así las cosas, no vemos una solución a corto plazo. Si el gobierno federal recula en su decisión de los nuevos precios en el combustible, y por consecuencia en todos los productos y servicios en los que trabajamos los mexicanos, las cosas alcanzarían niveles más alarmantes todavía.
Luego entonces, si ya decidió y aplicó el gobierno los incrementos, cuándo y cómo podría encontrarse una solución al conflicto que se vive y que en varios días de la semana anterior alcanzó niveles de verdad alarmantes.
Es cierto: hoy la gente está haciendo equipo con los buenos para rechazar a los saqueadores. Hay quien dice que esto es una estrategia bien planeada del gobierno, nosotros lo dudamos, pero es verdad que la decisión de la sociedad o una parte de ella, para impedir los saqueos, va a traer consigo que sus autores lo piensen muy bien antes de continuar llevando a cabo sus delictivas acciones.
Así las cosas, no dudamos en la necesidad de dejar de subsidiar el precio de la gasolina, pero el gobierno no debe tomar este tipo de decisiones sin atender reclamos como los referidos, porque la gente ya está cansada de tanto abuso y de tanta corrupción de la clase gobernante y de sus cómplices los proveedores, los prestadores de servicios y los contratistas, por ejemplo.
La sociedad ya agotó su paciencia por tanta inseguridad, por el desempleo creciente, al ver cómo a verdaderos delincuentes que ayer tuvieron un cargo de representación, hoy se regodean junto a sus familias, disfrutando los millones de pesos que se robaron del erario público y a pesar de ello no pasa absolutamente nada.
No estamos de acuerdo con los hechos vandálicos, naturalmente, pero hasta cuándo el gobierno en el país, en los estados y en los municipios va a implementar acciones para cambiar las cosas. A terminar con los moches, con los salarios elevados, con los aviadores, con los cargos sólo para los amigos aunque éstos no tengan ni el perfil ni la capacidad. ¿Hasta cuándo?
Está más que claro que los mexicanos ya no estamos para aguantar mucho. Lo ocurrido en los primeros días de este año es una probada muy agria de lo que puede venir. ¿El comienzo tal vez de una revolución social? No importa qué partido nos gobierne. Sea el PRI, o el PAN, con el PRD o con Morena en el mando. No importa, lo que interesa hoy es el verdadero cambio. Pero ya.
Por hoy es todo, nos leemos en la próxima entrega pero, Entre nos…

Por: José Guadalupe Rodríguez Cruz
*Egresado de la UNAM como licenciado en Derecho y Diplomado por el Instituto de Administración Pública de Querétaro y por la Universidad Iberoamericana en Políticas Públicas. *Regidor Municipal en Tula, Secretario Municipal de Tula, Diputado local en la LVII y LIX Legislaturas en el estado de Hidalgo y Presidente Municipal Constitucional de Tula 2000-2003. *Autor del libro “Desde el Congreso Hidalguense” y coautor del libro “Tula... su Historia” *Director y fundador del periódico bisemanario “Nueva Imagen de Hidalgo”, que desde 1988 se pública en Tula, Hgo.