Trump está en el ojo del huracán sin que eso lo despeine.
El escandalo es mayúsculo, máxime si se trata de la silla presidencial de Estados Unidos; el contexto es claro, el gobierno de Putin estaría metido hasta el cuello en la elección que le dio el triunfo a Trump, cuestión que ya ensució a diversos personeros y ha creado un desencuentro entre Trump y el fiscal general Jeff Sessions. que parecía inamovible y que hoy pende de un hilo.
El asunto es intricado y mucha de la información es producto del análisis de periodistas y medios y de las filtraciones de diferentes organismos de Estado del gigante del norte, pero algo está muy claro: Donald Trump juega sucio.
Sin embargo, no existen indicios de que el Rusiagate le pudiera costar el puesto a Trump, la verticalidad del poder e incluso los beneficios que genera para las elites en Estados Unidos hace inviable una destitución vía impeachment, cuestión que hace de esto una mosca en el pastel en la Casa Blanca, pero no la diarrea en su máximo esplendor.
Son tantas las tropelías de los que han manejado el poder en Washington que nada puede extrañar, sólo una variable es de peso y hasta ahora está controlada: la prensa.
Históricamente ha sido la prensa la que ha impuesto y depuesto gobernantes en Estados Unidos; su poder sigue siendo una pieza fundamental del ajedrez político, todo lo contrario del peso específico que tiene en México, donde es prácticamente comparsa de los hilos del poder.
Es a la prensa a la que le teme Trump, recordemos las airadas declaraciones en contra de los medios e incluso la amenaza de dejar de hablar con ella; las razones son obvias: la prensa es el quinto poder por el grado de penetración social que aún sigue teniendo en el orbe.
El Rusiagate será sólo un sainete, nada indica que barco se hundirá, y esto es algo paradójico, ya que la impopularidad de Trump no le ha hecho mella e incluso, pese a ser detestado, se ha convertido en la noticia cotidiana que mantiene expectativas y expectantes a los gringos. ¡Sea por Dios!
Por: Carlos Barra Moulain
Carlos Barra Moulain es Dr. en Filosofía Política, su ciudad natal es Santiago de Chile, encuentra en el horizonte social su mejor encuentro con la historia y hace de las calles el espacio de interacción humana que le permite elevar su conciencia pensando que la conciencia nos ha sido legada por los otros.
