Ser y Devenir 18

¿Por qué te divorciaste? Porque no me querían. Eso ya lo sabías, desde mucho tiempo antes de separarte; siempre supiste que sólo te quería por tu dinero. ¡Pero yo no tengo dinero! Pero eso creía ella. Sí, eso creía. Y cuando se enteró que estabas jodido fue cuando te dejó ¿no es así? Sí, así es. Por alguien que tenía dinero. Cierto. Mucho dinero. Sí. Nunca te quiso. Nunca me quiso. Nunca. Nunca. Ni al principio. Jamás me quiso. No es culpa de ella. No lo es. Así es la vida. Así es. Así son las cosas. Así son. Ni modo. Ni modo. Entonces, ¿ya lo aceptaste? Ya. ¿Seguro? Seguro. ¿Seguro-seguro? ¿Por qué insistes en lastimarme? Sólo te estoy diciendo la verdad. Lo sé, pero no tienes por qué hacerlo todo el tiempo. Lo haré hasta que entiendas. ¿Hasta que entienda qué? Que el amor no existe. Sí existe. No existe. Sí existe. A ver, dame su definición. No puede definirse. Entonces, ¿cómo puedes asegurar su existencia si ni siquiera puedes caracterizarlo lingüísticamente? No lo sé, pero sí existe. ¿Y dónde está? En ningún lado. Entonces no existe. Existe, pero no como un objeto espacio-temporal. ¿Entonces? No lo sé. ¿Existe o no existe? Existe. ¿Dónde? No lo sé. Entonces no existe. Lo único que no existe, todavía, es cómo demostrarte que el amor existe. Por lo que veo no has aprendido nada de Sócrates. ¿Por qué? Porque, primero, debiste haber deslindado el concepto de amor, es decir, clarificar el significado de la palabra ‘amor’ en el lenguaje para luego poder discutir si efectivamente dicha caracterización existe. ¿Qué significa la palabra ‘amor’? Así es, pero aún así sigues lejos de Sócrates. ¿Por qué? Porque debiste haber comenzado con el concepto de existencia. ¿Qué significa existir? Mejor aún, qué significa la palabra ‘existencia’ cuando hablamos del amor. No entiendo nada. Porque eres un pendejo. En eso tienes razón. Siempre tengo razón.

—¿Cuánto tiempo estuviste en el reformatorio? —pregunta la doctora.

—Hasta los trece.

—Pero no cumpliste tu condena ¿verdad?

—No.

—Platícame.

—No hay nada qué decir.

—No pones en peligro a nadie, lo que suceda aquí es confidencial. Además ya tiene mucho tiempo, seguramente ya prescribieron todos los delitos.

—¿Qué quiere saber?

—Háblame de la fuga.

Durante la recuperación de mi rodilla me hice platónico, creía en la esencia de los conceptos y, siguiendo su método, construía un sistema semántico de proposiciones para poder interrelacionar cualquier concepto con su esencia. El problema fueron siempre los contraejemplos. Cualquier concepto determinado en el sistema caía en contradicciones cuando se empleaba en otros usos del lenguaje no considerados, y así sucesivamente.

¿Platón o Wittgenstein?

Me dieron de alta y me trasladé en muletas hasta mi celda. Me dijeron que por mi seguridad no saldría al comedor ni al patio hasta la siguiente semana. Asentí, no tenía ganas de nada. El dilema de la esencia en la multiplicidad de un concepto me había derrotado y no sabía cómo salir del paso. Me recosté y pensé en Mina, en la enfermera y, finalmente, en mamá. ¿Dónde estará?

—¿Y la fuga?

—Eso no estaba en mi cabeza. Fue algo completamente fortuito.

—Platícame entonces.

El gigante Josué amaneció muerto en su celda. Era imposible que yo fuera, yo estaba encerrado en otra celda; sin embargo, el arma punzo cortante tenía mis huellas. Sin embargo, hay una clara explicación al respecto. Fue mi hermano.

—Imposible —disiente la doctora.

—¿Por qué?

—Porque hasta los gemelos monocoriales monoamnióticos tienen diferentes huellas dactilares.

 

Continúa 19

Por: Serner Mexica

Filósofo por la UAM, estudió la Maestría en la UNAM y el Doctorado en la Universidad de La Habana. Fue Becario de Investigación en El Colegio de México y de Guionismo en IMCINE. En 2007 obtuvo el Premio Nacional de Dramaturgia EMILIO CARBALLIDO por su obra "Apóstol de la democracia" y en el 2011 el Premio Internacional LATIN HERITAGE FOUNDATION por su tesis doctoral "Terapia wittgensteiniana".






EL INDIO FILÓSOFO - Serner Mexica

Filósofo por la UAM, estudió la Maestría en la UNAM y el Doctorado en la Universidad de La Habana. Fue Becario de Investigación en El Colegio de México y de Guionismo en IMCINE. En 2007 obtuvo el Premio Nacional de Dramaturgia EMILIO CARBALLIDO por su obra "Apóstol de la democracia" y en el 2011 el Premio Internacional LATIN HERITAGE FOUNDATION por su tesis doctoral "Terapia wittgensteiniana".