Gerardo Sosa Castelán es actualmente el líder indiscutible del Grupo Universidad, encargo al cual llegó por medio de corrupción, traiciones, robos y violencia desde sus años como presidente de la Federación de Estudiantes Universitarios de Hidalgo (FEUH). Más adelante, en la década de los noventa, buscó cambiar su imagen para arribar a la rectoría de la UAEH y tenía en la mira hacer una carrera política al interior del PRI, partido en el que hasta hace unos días militaba.
El pasado turbio de Sosa Castelán continúa intacto en la memoria colectiva de la población hidalguense, que aún cuenta que ni siquiera logró completar el grado académico de Licenciado en Derecho, pues el temor infundido por los porros universitarios hacía que nadie se atreviera a negarle una nota al presidente de la FEUH, hecho que no se encuentra registrado en ningún documento oficial universitario pero que es bien conocido por los ciudadanos.
Sosa Castelán logró una maestría en Criminología y un diplomado en Economía por la Universidad de Harvard, pese a lo cual no llegó a destacar en ninguna de dichas ramas. Cabe resaltar que gusta de autodenominarse como un político con alta influencia en Hidalgo.
Gerardo Sosa basa su poder en acuerdos nacionales en los que se ostenta como dueño de la voluntad de cientos de estudiantes, a los que controla a través de prerrogativas económicas, el millonario presupuesto de la UAEH, negocios propiedad de la institución cuyas finanzas son desconocidas para todos, los sindicatos de catedráticos, gaseras, etcétera.
El expresidente de la FEUH ha buscado trascender en materia política para cumplir su viejo sueño: ser gobernador de Hidalgo, pese a que no existe forma alguna de limpiar su imagen, que es precedida por decenas de denuncias interpuestas en contra de la estructura estudiantil que antes lideró y entre los que destacan los delitos de violación, secuestro, homicidio y robo.
Entre los hechos con participación directa de Sosa Castelán se encuentra un accidente automovilístico que tuvo como consecuencia la muerte de un joven; según el mito fue el presidente del Patronato Universitario quien conducía el vehículo, pero la versión fue cambiada para evitar consecuencias legales.
Sosa Castelán buscó ser senador del estado sin importar el partido político que lo cobijara, sobra decir que nunca se ha caracterizado por poseer una mente cargada de ideología, convicciones o principios políticos, aunque su renuncia al PRI asegura que se da por esos motivos.
En ese contexto entregó su renuncia por escrito dirigida a Enrique Ochoa Reza, presidente nacional del PRI, en la que se destaca: “Renuncio, en efecto, a ser cómplice de la situación que vivimos, en la que se advierte un secuestro del organismo en perjuicio del interés superior de la comunidad. Los privilegios de unos cuantos y la exclusión de la mayoría no se pueden ocultar con mítines y promesas. Es inadmisible pretender silenciar los reclamos de un pueblo sumido en la pobreza con aplausos y auto celebraciones de culto a la personalidad de sus supuestos representantes. La dádiva al pueblo con su propio dinero no es dádiva, es un despojo normalizado, un burdo engaño institucional”.
Esto es una crítica directa a gobiernos priistas de todos los niveles, pero también una descripción de conductas que encajan perfectamente con las acciones del propio Sosa Castelán.
Intentó subir a la fórmula al Senado del PRD, pero al parecer fue rechazado y se esperaba su arribo a MORENA; finalmente hoy el tlatoani universitario declaró que permanecerá haciendo todo el bien a la UAEH. Por cierto, todos los dictadores y tiranos de la historia han asegurado hacer bien a “su pueblo”.
Mientras tanto, ha logrado posicionar a Lidia García Anaya, secretaria general del Sindicato de Personal Académico de la UAEH, como candidata a diputada plurinominal de MORENA. Parece que las muestras de afecto y confianza no se han hecho esperar.
Gerardo Sosa aseguró que creará un gobierno alterno para beneficiar a la población hidalguense, lo que quiere decir que está decidido a hacer carrera política como regente vitalicio de la UAEH, donde todos los que aprueban su mandato han sido “favorecidos” por él, y por supuesto cualquiera temería por su vida y seguridad si se rebela contra este magnánimo mesías.
Victimizado y dicharachero, el exjefe de los porros cree, de verdad, que ha beneficiado enormemente a Hidalgo y olvida las violaciones, robos, homicidios, hostigamientos, favoritismos, nepotismo, lesiones, amenazas, venta ilegal de plazas, cédulas y becas, vandalismo, que también ha regalado a Hidalgo.
