Un sticker no es un arma, sino una idea, por lo que convertirlo en delito es un despropósito que erosiona los principios básicos del derecho penal y de la libre expresión, con lo que se abre la puerta a la arbitrariedad y a la censura.
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Un sticker no es un arma, sino una idea, por lo que convertirlo en delito es un despropósito que erosiona los principios básicos del derecho penal y de la libre expresión, con lo que se abre la puerta a la arbitrariedad y a la censura.