Redacción
Una protesta masiva por el caso de tres jóvenes, que fueron retiradas de una playa pública mediante un agresivo operativo policial por tener los pechos descubiertos, ocurrió este día en el Obelisco de Buenos Aires, donde cientos de mujeres mostraron sus senos desnudos en una manifestación llamada “Tetazo”.
Esta movilización sirvió para denunciar las múltiples expresiones de la violencia machista que perviven en la sociedad. En este caso el revuelo comenzó el pasado 28 de enero, cuando tres jóvenes tomaban sol en una playa de Necochea, a 500 kilómetros de esta capital.
Una llamada anónima provocó un operativo desproporcionado, ya que llegaron al lugar una veintena de agentes en seis patrullas. Los policías cercaron a las jóvenes para advertirles que se taparan, mientras que ellas respondían que no estaban cometiendo ningún delito. Las mujeres finalmente partieron, pero una oleada de indignación fue creciendo en el país y provocó que se realizaran “tetazos” en las ciudades de Necochea, Corrientes, Rosario y Mar del Plata.
Además, un juez concluyó que mostrar los pechos en una playa no constituye un delito y que por lo tanto la policía no puede reprimir de ninguna manera a las mujeres que decidan quitarse el corpiño.
“Abajo los códigos contravencionales represivos”, “abajo la represión y el negocio sobre el cuerpo de las mujeres”, rezaban algunas de las pancartas mostradas por organizaciones feministas que participaron en la protesta de este martes. Mientras algunas mujeres se hacían dibujos en los pechos, otras cantaban consignas en favor del aborto, en contra de los feminicidios y la cultura patriarcal que usa el cuerpo femenino como una mercancía. “Me paso tu decencia pública por las tetas”, “La teta que molesta es la que no puedes comprar”, “No vinimos a mostrar las tetas, vinimos a mostrar que somos libres”, fueron otras de las consignas. Como muestra de solidaridad algunos hombres se taparon sus pechos con corpiños, aunque era evidente que muchos otros habían llegado sólo para mirar con morbo a las mujeres. Conscientes de eso, las manifestantes comenzaron a empujarlos y a cantar consignas para dejarlos en evidencia, lo que los obligó a quedarse a un costado.