Tulancingo: planeación y gobernabilidad

Desde hace años, la extorsión, derecho de piso y el plagio se presentan como problemas que han ido en crescendo en Tulancingo, y estas anomias estuvieron en los retos de campaña de Lorena García que ha tenido que brindar una respuesta pública no sólo en la protección de la seguridad ciudadana, sino, también, en la calidad de las estrategias de seguridad pública.

La administración de la presidenta municipal de Tulancingo, Lorena García, se encuentra delineando un plan municipalista centrado en la planeación urbana y la gobernabilidad para reintegrar las condiciones hacia una ciudadanía que, en horizontalidad pública, pueda acceder al incremento de los niveles de calidad de vida y oportunidades de desarrollo social.

 

El flujo de información de inserción municipalista en Hidalgo devela que la actividad y dinámica económica de este municipio, lo ubica dentro de los s activos en el sector servicios y su vocación perfila oportunidades de desarrollo que la alcaldesa Lorena García ha impulsado en una gestión que traza vínculos con el gobierno estatal de Julio Menchaca, para lograr una redistribución de la riqueza e ingresos ciudadanos con mayor equilibrio.

 

En el primer año de su administración, Lorena García ha tenido que replantear las condiciones de un municipio que se ve aquejado por el crecimiento aledaño de los ilícitos del huachicol y de la delincuencia organizada. En este trazo, la evaluación de sus avances ha sido discreta, pero se han ido perfilando estrategias de seguridad ciudadana que inciden en la estabilidad necesaria para garantizar una gestión municipalista que se encuentra planeando políticas públicas de preservación social.

 

En esta atmósfera, el dinamismo económico de Tulancingo, en un cuadro comparativo en Hidalgo, también ha incidido en una legitimidad y aprobación ciudadana que impera en el arqueo ciudadano. Esto impone una revisión desde la administración estatal para impulsar nuevas estrategias en las Rutas de la Transformación y su extensión municipalista.

 

En este escenario, las variables de los poderes fácticos que se encuentran primando en Tulancingo con el trasiego de huachicol que -desde su geolocalización y colindancia con municipios circunvecinos- han causado el crecimiento de otras anomias ilegales que pavimentan beligerancia social. Ello implica, sin lugar a dudas, que se redefinan las estrategias de seguridad ciudadana y la intervención pública en la constante de la evaluación de la presencia y prospectiva hacia las áreas de expansión de la delincuencia organizada.

 

En una herencia pública funesta de las administraciones del antiguo régimen, desde hace años la extorsión, derecho de piso y el plagio se presentan como problemas que han ido en crescendo en Tulancingo, y estas anomias estuvieron en los retos de campaña de Lorena García que ha tenido que brindar una respuesta pública no sólo en la protección de la seguridad ciudadana, sino, también, en la calidad de las estrategias de seguridad pública.

 

Uno de los puntos de inflexión que debe ser atendido de manera expedita estriba el caso concreto del plagio, que se ha convertido en un dolor de cabeza para los habitantes de Tulancingo; lo que ha creado una migración de capitales y negocios que han buscado un área con mayor seguridad. El problema de fondo es la propensión al quiebre económico del sector comercial y la detección de las causas de inseguridad que se han multiplicado, que han activado el plan de seguridad municipalista que impera en estos momentos.

 

Las anomalías públicas heredadas por la actual administración del Ayuntamiento de Tulancingo impelen la constante revisión del Plan Municipal para presentar una alternativa de estrategias y políticas públicas que permitan reorientar estas anomias y solucionar las problemáticas de las presiones sociales en un municipio, cuya dinámica económica no puede ser descuidada para ir más allá de la resiliencia pública.

 

En los corrillos públicos la ciudadanía expresa que el maquillaje de la “cultura” o de eventos públicos que se presentaron en administraciones que precedieron a la de la alcaldesa Lorena García no suprimen los problemas de forma y fondo que deben dar paso a una corrección de las dinámicas de respuesta administrativa del municipio y permitir la creación de condiciones de armonización de las dinámicas económicas, políticas, de seguridad, así como de planeación urbana.

 

Al igual que la radiografía urbana de múltiples ciudades en Hidalgo, la realidad urbana de Tulancingo está apremiada por la regularización de sus arterias que viven bajo el colapso de la destrucción de vialidades, desde el ingreso a las arterias de la ciudad hasta las salidas, y las conexiones o interfases de sus calles. Esta realidad que se ha presentado frente a la coyuntura climática que se ha experimentado este año se han vuelto un reto urbano que impele un reforzamiento de la presencia institucional frente a la ciudadanía.

 

Todo indica que la administración de la morenista Lorena García atraviesa por retos y vínculos de reforzamiento institucional que garanticen desde la planeación urbana hasta la gobernabilidad que se requiere para propiciar un quiebre histórico entre los gobiernos del antiguo régimen y la actual administración morenista en Tulancingo.


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