De Vietnam a Ucrania

La guerra contada por Hollywood no tiene las atrocidades que, en carne propia, ahora mismo, vive la gente en Ucrania, y sin embargo ahí está la humanidad, aplaudiendo ante una pantalla de cine.

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Por: Carlos Barra Moulain

Carlos Barra Moulain es Dr. en Filosofía Política, su ciudad natal es Santiago de Chile, encuentra en el horizonte social su mejor encuentro con la historia y hace de las calles el espacio de interacción humana que le permite elevar su conciencia pensando que la conciencia nos ha sido legada por los otros.

Nada tan estúpido e insólito como apreciar las películas de guerra hechas en Hollywood, que en un doble discurso nos advierten del peligro de una conflagración que a la vez que endulzan el heroísmo del sacrificio de la vida en una especie de coma diabético de la humanidad.

De Vietnam a Ucrania, la constante imperialista y de la venta de armas se disfraza con el nacionalismo, del peligro a la patria de las grandes potencias y la gran puta que es la Organización de las Naciones Unidas (ONU), que juega a que se recoge la falda para dar protección a los menos favorecidos, mientras su consejo permanente se juega al mundo como en Monopolio, en una mesa donde los países dependientes hacen eso: penden de los apetitos de los genocidas que en nombre del progreso sacrifican a la humanidad.

En Hollywood, mientras tanto, se perfilan los galanes que le dan vida a la guerra, no heroínas, porque para la pantalla grande la cosa de la guerra se trata de masculinidad y músculo, aunque el héroe miliciano termine llorando a sus compañeros perdidos; de allí, se presenta al heroísmo como un valor social porque “la patria es primero”, así que, si tiene que prescindir de sus hijos en los campos de batalla, lo hará sin chistar, pese a que enlute a familias enteras. Así ocurrió en Vietnam y así ocurre en Ucrania, mientras millones de idiotas funcionales pagan el boleto de cine, o una suscripción en Netflix, la BBC o CNN, lo mismo da.

La reflexión crítica frente al imperialismo bélico no tiene cabida en un mundo que está preocupado de recibir su WhatsApp, o bien, de aparecer en en Facebook, o de cagarse de risa en Tiktok; al fin y al cabo, el mundo se circunscribe a la veleidad y egoísmo, que es lo que le da sentido a la vida cada mañana y los mensajes de whats, las vistas panorámicas de Face y las alegorías del Tik estarán a la orden del día para recordarnos nuestra miseria humana, que se maquilla de colores con la complacencia de nuestra estupidez.

De Vietnam a Ucrania se han nublado y cegado las conciencias, son alegorías de una vida que tiene que ser así porque no puede ser de otra forma, al fin y al cabo yo no declaré la guerra, yo no compré el IPhone que nutre las telecomunicaciones en Ucrania, yo no me compré los Nike que son la vanguardia de los buitres del deporte, yo no me fui de vacaciones a Orlando mientras los migrantes eran apaleados por la patrulla fronteriza, yo no leí el periódico de la noticia de la invasión rusa, yo no tuve la conciencia para decir: "¡basta!".

 

Consultoría política y conferencias: [email protected].

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Por: Carlos Barra Moulain

Carlos Barra Moulain es Dr. en Filosofía Política, su ciudad natal es Santiago de Chile, encuentra en el horizonte social su mejor encuentro con la historia y hace de las calles el espacio de interacción humana que le permite elevar su conciencia pensando que la conciencia nos ha sido legada por los otros.


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CRONOS - Carlos Barra Moulain

Carlos Barra Moulain es Dr. en Filosofía Política, su ciudad natal es Santiago de Chile, encuentra en el horizonte social su mejor encuentro con la historia y hace de las calles el espacio de interacción humana que le permite elevar su conciencia pensando que la conciencia nos ha sido legada por los otros.