Huejutla: la triada en guerra y el juego sucio de la sucesión

El verdadero reto para Huejutla no es quién será el próximo presidente municipal, sino cómo evitar que los mismos de siempre sigan gobernando como si la voluntad popular fuera una simple anécdota entre negocios y venganzas.

La política huejutlense ha entrado en una fase de descomposición anticipada. A dos años del relevo municipal, el poder que debería estar ocupado en gobernar ya se encuentra desgastándose en una lucha intestina por el control del futuro. En el centro de esta tormenta se halla la llamada triada del poder local: Felipe Ahumada, Daniel Andrade Zurutuza y José Alfredo San Román Duval, cuyos movimientos, lejos de mostrar cohesión, revelan fracturas profundas y traiciones mal disimuladas.

 

La figura del contratista Jaime Redondo, súbitamente promovido como sucesor en potencia” por el propio alcalde San Román, ha encendido las alarmas dentro del grupo. La maniobra ha sido interpretada como un desaire hacia Antonio Mandujano, operador de obras del felipismo regional, brazo que ha sostenido a ojos vistos la estructura material y financiera del clan. Si esto es una jugada política o una venganza personal, aún no está claro, pero lo que sí se percibe es un desdén creciente por la institucionalidad interna de la triada, sustituida ahora por ambiciones desbocadas y pactos en lo oscurito.

 

En el otro rincón del cuadrilátero, San Román intenta deslindarse del desorden sembrado, asegurando que quien realmente ya no forma parte de su círculo es el propio Mandujano. ¿El motivo? Su “pobreza de criterio político” y su osadía de querer escalar a costa de la intriga y la conspiración contra el propio “Carretas”, atacándolo en medios. Nada nuevo: el fuego amigo es la regla en un grupo acostumbrado a devorarse entre sí cuando se acercan las definiciones. Pregúnteselo al diputado local Julián Nochebuena.

 

Como si no bastara, el nombre de Raúl Badillo vuelve a sonar en la escena, esta vez supeditado a los caprichos del senador Cuauhtémoc Ochoa. Si Badillo logra la bendición verde, se dice, José Alfredo estaría dispuesto a reelegirse por cuarta ocasión, exhibiendo así una alarmante falta de escrúpulo democrático, como si Huejutla fuera una empresa familiar que se hereda o se recupera cuando otros tratan de llegar al poder.

 

Pero la bomba que podría hacer estallar todos estos cálculos viene de otro frente: Tutuche, el excandidato del Verde que ya demostró ser una amenaza real, estaría por recibir el respaldo del empresario cementero de Platón, con el fin de frenar las aspiraciones de su propio tío Raúl Badillo. De confirmarse, sería una jugada que trastocaría no sólo el tablero electoral, sino los equilibrios históricos del poder en la región.

 

En resumen, lo que se perfila en Huejutla no es una contienda electoral limpia, sino una guerra entre mafias políticas que han hecho del municipio su botín. Las estrategias anticipadas, las traiciones públicas, los pactos entre empresarios y políticos, y la falta total de proyecto para el pueblo, configuran un escenario de putrefacción institucional donde los ciudadanos, como siempre, quedan al margen… hasta que les toca pagar la factura.

 

El tiempo político se ha adelantado, sí, pero no por visión ni estrategia, sino por desesperación y codicia. El verdadero reto para Huejutla no es quién será el próximo presidente municipal, sino cómo evitar que los mismos de siempre sigan gobernando como si la voluntad popular fuera una simple anécdota entre negocios y venganzas.

 

EL CONSPIRADOR


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