En una lectura de la realidad política por la que atraviesa el gobierno de Julio Menchaca en Hidalgo, mis únicos y queridos lectores, pude trazar en mis búsquedas de investigación politológica un cruce de información entre notas periodísticas, redes sociales y posturas de partidos, que me llevaron a entender los perfiles ambivalentes de la narrativa política.
En primer término, debo dejar claro que una narrativa es un entramado ficticio que puede y, en los hechos lo hace, crear escenarios diversos, también con fines e intereses diversos.
Desde las notas periodísticas
Si se revisan las notas periodísticas, las cuales, en Hidalgo, no suelen brindar análisis crítico a nivel de lo público y la data dura que usan no va más allá en la correlación analítica, debemos precisar que recogen condiciones de narrativa que no han develado los escarceos sin rumbo de la derecha en contra del gobierno del Julio Menchaca.
En días pasados tuvimos una arenga del líder del PRI Hidalgo, Marco Mendoza, la cual a título de baño de pureza, retaba al gobierno en turno para que realizara indagatorias sobre lo que a su juicio “es corrupción en la construcción del puente atirantado en Pachuca”. Esta postura que puede ser veraz, contrastaba con el hecho de que la sede del PRI Hidalgo le adeuda al Ayuntamiento de Pachuca más de 800 mil pesos de pago tributario de predial, en pocas palabras, un baño de pureza y despropósito político en un vacío de poder.
Empero, la narrativa de las notas periodísticas percibieron la postura de Marco Mendoza como un reto de civilidad política y defensa ciudadana.
En el mismo tenor, la presidenta del PAN Hidalgo creó una arenga de “empatía social”, con la extrañeza del desalojo de comerciantes ambulantes en San Agustín Tlaxiaca (frente a instalaciones de UAEH); lo cual no ponderó la legalidad del acto, pero sí el sentimiento social.
Desde las redes sociales
El tlatoani López Obrador, que les denominó benditas redes sociales, esculpió en bronce esta nueva relación de voz ciudadana.
Las redes sociales en Hidalgo, dentro de sus apreciaciones sobre la gestión del gobernador Julio Menchaca, suelen oscilar como péndulo y evocan narrativas en juegos de intereses de ambos bandos (izquierda y derecha). Empero, resultan ampliamente motivadoras para detonar críticas y juicios de valor que no deben ni pueden ser pasadas por alto como termómetro del sentir social.
En este trazo, las redes sociales encumbran anhelos, frustraciones, deseos y enfados que son necesarios en la diversidad social, pero que deben ser encauzados a través del análisis político y sentar bases de opinión instruida.
Desde las posturas de partidos
Aquí la puerca torció el rabo. Los partidos políticos en Hidalgo no suelen hacer pedagogía política en dirección a la instrucción ciudadana. Muchos de ellos caen en la narrativa del descrédito político, lo cual no sólo es un despropósito antidemocrático, sino, también, el pantano de los juegos de interés a los que se suscriben en la conducción política.
Los partidos políticos de la derecha en el espectro de las luces y sombras del PRIAN perdieron autoridad moral y conducción política, precisamente, por sus narrativas que se convirtieron en espejismos políticos, cosméticos públicos y parodias de poder.
Mis únicos y queridos lectores, estas sombras del poder -que empobrecen la noción del ejercicio público en Hidalgo y la nación- marcan una serie de desencuentros que la clase política con responsabilidad debe encaminar en un ámbito de pedagogía política.

Por: Carlos Barra Moulain
Carlos Barra Moulain es Dr. en Filosofía Política, su ciudad natal es Santiago de Chile, encuentra en el horizonte social su mejor encuentro con la historia y hace de las calles el espacio de interacción humana que le permite elevar su conciencia pensando que la conciencia nos ha sido legada por los otros.