La nueva derecha

En Hidalgo, Acción Nacional merece el revisionismo reflexivo de un partido conservador que, a todas luces, al igual que a nivel nacional, extravió el camino de esa derecha “cohesionada” y se unió al infausto enemigo que combatió por décadas: el PRINOSAURIO.

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Por: Carlos Barra Moulain

Carlos Barra Moulain es Dr. en Filosofía Política, su ciudad natal es Santiago de Chile, encuentra en el horizonte social su mejor encuentro con la historia y hace de las calles el espacio de interacción humana que le permite elevar su conciencia pensando que la conciencia nos ha sido legada por los otros.

Revisando los escritos del gran ideólogo italiano, Antonio Gramsci, mis únicos y queridos lectores, en sus Cuadernos de la cárcel me encuentro con la lección histórica de la Italia fascista y de los signos análogos de la derecha en México, que en franca desesperación y quebranto político en la crisis de representatividad y, lo que es peor, de poder, la ha llevado al renacer de la ultraderecha.

 

Pocos advierten en nuestros días, las implicaciones de la ultraderecha en esa Italia fascista de Mussolini o la Alemania nazi de Adolfo Hitler, o el ascenso del fascismo en Chile en la dictadura de Augusto Pinochet; donde, en todos estos ejemplos, la vida fue cegada y la violencia de Estado se hizo presente.

 

En México, la debacle de la derecha, donde el PAN ha planteado un renacer entre vítores de Patria, libertad y democracia, presenta estos mismos tintes fascistoides, sólo que debido a la pobre ideología de sus estructuras, a diferencia como las que encabezó la adhesión a la Alemania nazi del entonces empresario Gómez Morín, que fundó Acción Nacional, el blanquiazul es, hasta ahora, sólo arenga de pasillo, pero ya tenemos en el Cono Sur ejemplos oprobiosos como el gobierno de Jair Bolsonaro en Brasil y el de Javier Milei en la Argentina.

 

En Hidalgo, Acción Nacional merece el revisionismo reflexivo de un partido conservador que, a todas luces, al igual que a nivel nacional, extravió el camino de esa derecha cohesionada y se unió al infausto enemigo que combatió por décadas: el PRINOSAURIO. En este trazo, el PRI también abanderaba a la derecha y sus grupos de élite lo utilizaron mientras, en su discurso populista, les permitió consolidar y expandir sus granjerías e imperios económicos, tal y como lo hizo, de manera icónica, la empresa Televisa.

 

Es precisamente donde la lectura política en Hidalgo encuentra una lección obligada a revisar, ya que semanas antes de que a nivel nacional el presidente del PAN, Jorge Romero, la presidenta del PAN Hidalgo, Marcela Isidro, ya había perfilado que romperían cualquier asomo de continuar con una alianza política con el PRI y, más aún, se aprestaban a su depuración política.

 

Este cierre de filas del PAN Hidalgo, en búsqueda de credibilidad y legitimidad, no es otra cosa, como advirtió Antonio Gramsci, que el intento de resguardo político en una reacción violenta de intento de concentración del poder que, por cierto, no presenta en estos momentos Acción Nacional, pero que es un fiel reflejo de los temores a perderlo todo.

 

Empero, mis únicos y queridos lectores, este intento de resguardo político del PAN -que pasa a constituirse en las estelas de la ultraderecha- no es nuevo en el orbe ni en América Latina. Invariablemente, si revisan la literatura docta en la materia de los brotes fascistas, la derecha ha incurrido en estos planteamientos desde siempre, y si revisan los nombres de los partidos de ultraderecha, invariablemente -salvo que se quieran esconder-, usan el nominativo de nacional, apelando que no existe ideología o creencia política válida sin preservar a ultranza a la “nación”.

 

En los últimos meses, la incursión y pronunciamiento de diversos personeros del PAN a nivel público, tal y como se lo pregunté en entrevista Cara a Cara Effetá al diputado indigenista Asael Hernández, para ellos, los panistas “en México se ha instaurado una dictadura comunista”, pronunciamiento anticientífico, si analizamos a México y sus gobiernos insertos en una economía de mercado y con un TMEC con Estados Unidos y Canadá, y amparando la propiedad privada.

 

Empero, en Hidalgo al igual que en la nación habrá ingenuos e ingenuidad que admita que México es una dictadura comunista; sólo espero no me expropien ni mi casa, ni mi automóvil ni mis cuentas en Suiza, porque desde el anuncio de personeros como Alejandro Alito Moreno, Jorge Romero y mi querida Lilly Téllez no he podido dormir, pensando en que Gerardo Fernández Noroña diga: en nombre del comunismo de Morena, todos los bienes privados pasarán a la nación”.

 

La nueva derecha ha tendido el puente hacia su resguardo en el conservadurismo, ahora presenciaremos nuevas expresiones de su violencia en México, mucho antes de que el comunismo nos quite nuestros bienes.

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Por: Carlos Barra Moulain

Carlos Barra Moulain es Dr. en Filosofía Política, su ciudad natal es Santiago de Chile, encuentra en el horizonte social su mejor encuentro con la historia y hace de las calles el espacio de interacción humana que le permite elevar su conciencia pensando que la conciencia nos ha sido legada por los otros.


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CRONOS - Carlos Barra Moulain

Carlos Barra Moulain es Dr. en Filosofía Política, su ciudad natal es Santiago de Chile, encuentra en el horizonte social su mejor encuentro con la historia y hace de las calles el espacio de interacción humana que le permite elevar su conciencia pensando que la conciencia nos ha sido legada por los otros.