El magisterio no olvida

Durante la madrugada de este viernes hubo humo blanco a favor de Luis Enrique Morales Acosta para dirigir la Sección XV del SNTE. Aunque en el proceso “limpio y tranquilo” del magisterio habrá que hacer diversas precisiones, pues resulta que las bases magisteriales posicionaron nuevas fuerzas al interior y ninguna pertenece a Morales Acosta.

El proceso para selección de secretario general no es sencillo ni práctico: el primer paso es la selección de “delegados” por regiones y grupos adscritos al SNTE; importantísimo: es requisito legal indispensable por estatutos que el secretario general emane de alguna adscripción.

Una vez definido este paso, resulta que los dos suspirantes mejor posicionados con los profes no estaban estrictamente adscritos a ningún centro escolar: Valentín Zapata Pérez y Said Vargas Sáenz.

Zapata intentó brincar el requisito con astucias legales jugando a acomodar sus mejores piezas rumbo al Congreso, y postulándose como delegado por la adscripción de SEPH, que fue su último lugar de trabajo. Argumento legalmente admisible.

La sesión en la que debía ser elegido fue presidida por Juan José Luna Mejía, exsecretario técnico del Colegiado de Asuntos Laborales. Se le acusa de haber sido favorecido por una plaza de enlace institucional de secundarias técnicas sin concursar por ella. Tiene en común con su jefe, Sinuhé Ramírez, una denuncia penal, en su caso por acoso laboral, ya que ha sido señalado en diversas ocasiones por hostigamiento a los grupos contrarios. Este maravilloso talento hoy está dentro del equipo de Acosta Morales.

Pero prosigamos: en la sesión que Luna presidió fue tan evidente “el cochinero” para dejar a Zapata fuera del Congreso, que una encolerizada profesora le propinó tremendo cachetadón y jaloneos a Mejía Luna, quien, dicen, muy ofendido se retiró con los representantes nacionales del sindicato para argumentar que su cachetada era razón suficiente para definir falta de condiciones para continuar el proceso electoral.

Con razón las bases magisteriales se encuentran desilusionadas por su nueva dirigencia, o usted, querido lector, ¿a quién hubiera cacheteado: a la maestra por desestabilizadora, o a Mejía Luna por corrupto?

El temor de Ramírez a Zapata radica en que éste último cuenta con un importante número de seguidores, predominantemente “profes priistas”, que dicho sea de paso se metieron fuerte para apoyar al hoy gobernador.

Originario de Juárez Hidalgo, Valentín cuenta con apoyo magisterial para ser secretario general (dicen que con mayor aceptación que Sinuhé) y pudo lograr buenas negociaciones.

El que representó el segundo bloque magisterial fue Said Vargas, quien figura como director general de la SEPH; acudió a su último lugar de adscripción logrando 100 votos de 100 electores, lo que hace parecer que aceptación, tiene, y mayor a la de Ramírez Oviedo.

De carácter menos reacio y perfil disciplinado, recibió la traición de Sinuhé hasta horas previas al Congreso, pues así el exsecretario general podría exprimir su manejo político, de gente y vestirse de “legitimidad”.

Cuentan los profes que en el Congreso nadie supo quién votó o cuándo, pues muy a modo de sindicalistas corruptos se llegó a cantar la avanzada mayoría en las “votaciones” de Morales Acosta.

Acto seguido, toda la gente de Said se hizo a un lado respaldándolo con su visible y cuantificable mayoría sobre el grupo “ganador”, pidiendo entablar cualquier tipo de procedimiento legal para anular la elección, a lo que Vargas contestó que no por disciplina.

Segundo grupo decepcionado de su nueva dirigencia.

Grave error de todo el público fue esperar una elección medianamente democrática del exdirigente Sinuhé Ramírez Oviedo, que destacó por sus numerosos escándalos con su amigo José Francisco Olvera Ruiz: los lupitos, venta de plazas, persecución a maestros de otros grupos políticos, enriquecimiento momentáneo, otorgamiento de plazas a amigos que, por cierto, hoy integran el nuevo sindicato.

Sinuhé: de panadero a taxista, para finalmente “hacerse profesor” bajo el padrinazgo de Moisés Jiménez, a quien hoy acusa de corrupción; traidor y mercenario profesional que no tuvo empacho en jugar contra su antecesora, Mirna García. De lo personal mejor ni hablar, basta mencionar que obra en su contra una demanda por violación.

Pero hasta ese momento, el magisterio hidalguense aún no amanecía con la cruda realidad de ver a una serie de personajes velando por sus intereses:

-Héctor Tapia en la cartera de Primarias Generales, sin tener siquiera conocimiento como maestro de aula; todo su crecimiento político se lo debe a su afición a las convivencias y, por cierto, impulsado por Alejandro Soto, a quien no tuvo empacho en traicionar y hasta otorgar información que pudiese ayudar a denunciar la corrupción que presidía, aunque asegura que él no le entró a la corrupción.

-Víctor Trejo en la cartera de Vivienda; el exlegislador que “pasaba lista” para hacerse acreedor de su puntual dieta y, en su momento, cercano al exgobernador Olvera Ruiz.

-Mahatma Gandhi en Caja del Ahorro, con el mérito de haberse visto beneficiada de las “placitas” con que Sinuhé agasajaba a sus cercanos.

-Mirna Rubio en el área de Finanzas pone al descubierto el inquebrantable vínculo olverista de Sinuhé Ramírez. La familia Rubio es un caso aparte: el padre, olverista de corazón y la hermana, amiga cercana de Ricardo Crespo.

-Julio Mayorga Hernández, extitular de Ahorro de Jubilados y ahora titular de Finanzas, es la cereza del pastel: su fuerte es el manejo del dinero a favor de Ramírez Oviedo. Su esposa, Luther Lirio Hernández Flores, por otro lado, se desempeña como directora de Escuela Primaria, ha sido denunciada en varias ocasiones por exigencias de material en especie o cuotas para su adquisición argumentando el protectorado de su esposo. ¿Será que Mayorga no puede gestionar apoyos a favor de su esposa, menos donaciones? Finalmente, Mayorga es otro de los beneficiados con el otorgamiento de plazas sin concurso.

 

Luis Enrique Morales Acosta, secretario general, es conocido entre los profes como el exsecretario particular de Sinuhé Ramírez, pues dicen a pesar de ser exsecretario técnico del Colegiado de Organización, sus funciones se limitaban a la atención personalizada de su líder.

Morales Acosta fue impulsado por el grupo de Moisés Jiménez; al igual que Ramírez Oviedo, traicionó a su padrino político por la ambición de poder, y sería la amistad con Sinuhé Ramírez la que le traería “fortuna y abundancia”.

Cercano a José Francisco Olvera Ruiz e incondicional de Sinhué Ramírez Oviedo, sabe de primera mano la cantidad y uso de los 170 millones de pesos que la SEPH enviaba al SNTE, por cierto, monto mayor al imputado a Mirna García.

La elección del secretario general magisterial se adelantó por un día pues, dicen, a Sinuhé le urgía dejar a Luis Enrique, dado que en juego estaba un seguimiento judicial, como él lo hizo con su antecesora, y de paso quien siguiera sus órdenes.

Fue un proceso sucio y manipulado para dejar fuera a los nuevos grupos que emergen de las bases magisteriales, aunque llama la atención que a pesar de lo vaticinado, las líneas de Moisés Jiménez y Mirna García no se hicieron presentes de forma escandalosa, hasta cierto punto llegó a parecer que sus fuerzas se reagrupaban en los dos suspirantes fuertes.

El del SNTE es un sindicato cuyos integrantes son los mismos de la pasada administración, sólo cambian de cartera; maestros desilusionados y molestos porque una vez más, dicen, su opinión sirvió de parapeto, sólo los llevaron para dar imagen pública de una legitimidad inexistente.

La Sección XV seguirá siendo controlada por el grupo de Sinhué, cercano a Olvera Ruiz, para hacer prevalecer la corrupción en el sistema educativo. Que nadie se asombre si mañana surge un nuevo grupo sindical magisterial en Hidalgo.

Sinuhé es traidor por naturaleza, pero entre los maestros aún se susurra: “el magisterio no olvida”.


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