Con profunda tristeza nos enteramos del fallecimiento de Armando Sánchez Salazar a causa de diabetes. Tenía 57 años de edad.
Pareciera que fue ayer cuando los Diablos Rojos se quedaron sin su segunda base titular durante 17 campañas, Ramón Hernández, alias El Abulón, quien encabezó el movimiento de la Asociación Nacional de Beisbolistas.
Fue entonces que apareció Armando, quien durante trece campañas defendió la franela escarlata en esa posición. Se le bautizó como “Agujita” no por su tamaño, sino porque nació en esa población coahuilense el 5 de marzo de 1960.
Fue un bateador consistente que terminó en seis ocasiones sobre la cifra mágica, teniendo su mejor temporada fue en 1988, cuando bateó .372 con 144 imparables y 71 producciones. Formó parte de los Diablos campeones de 1987 y 1988 bajo el mando de Benjamín el Cananea Reyes. Emigró en 1994 a los Charros de Jalisco y luego a los Sultanes de Monterrey, a los Petroleros de Minatitlán y terminó su carrera jugando cuatro partidos con los Cafeteros de Córdoba.
En total jugó 19 temporadas en la Liga Mexicana terminando con un promedio de .307, producto de 1,553 imparables y 631 producciones. Nunca fue un jugador de poder y apenas acumuló 30 cuadrangulares en su carrera.
En la Liga del Pacífico, se le recuerda haciendo mancuerna con Juan José Pacho, en una llave de dobles matanzas que era conocida popularmente como “la de los pitufos”.
Descanse en paz este gigante del diamante.
Por: Jorge Carrasco V.
Egresado de la Facultad de Ciencias Políticas de la UNAM. Periodista activo desde 1981 en diversos medios. Especialista en temas internacionales, deportes y espectáculos. Autor de biografías sobre Pedro Infante y Joaquín Pardavé de Editorial Tomo.
