La reciente aparición de algunos medios de comunicación en el estado fue tomada como una buena noticia para fomentar la pluralidad de información que podía llegar a la población en aras de posicionar a una prensa crítica que permitiera subir el nivel de exigencia entre los gobernantes.
Las ilusiones duraron apenas un par de meses para despertar con las publicaciones que obedecían una línea política resentida: la de los olveristas, que habían caído en una asolada por la falta de espacios en la prensa local, pero lo que ellos malentendieron es que la indiferencia hacia su grupo político provenía de su falta de logros y trabajos.
Repentinamente dicho grupo político comenzó a hablar de un bloqueo en los medios de comunicación pero nunca explicó en qué consistía. Poco tiempo bastó para mostrar que se trataba de una de sus recurridas estrategias de victimización para justificar sus dichos y tratar de permear en el ánimo de la gente –sólo que, si no lo lograron en seis años, tampoco lo harían en un par de semanas-.
Conforme transcurrieron los días, los nuevos medios se dieron a la tarea de revivir a olveristas como aspirantes, pese a que no les alcanza –tanto en el sexenio anterior como en el actual- ni para una diputación local, puesto que sus nombres generan solamente repudio y se les vincula inmediatamente con la corrupción.
Han intentado seguir los pasos de muchos otros medios locales, sin éxito y sin poder posicionar su endeble prensa en el círculo rojo de la información, por lo que se han empeñado en colocar trascendidos amañados que pretenden desgastar la imagen de algunos personajes que ven como competencia, esto, claro, en la realidad paralela que crearon desde hace varios años.
Curiosamente, en alguno de estos recientes medios se habla de la vinculación con Aurelio Marín Huazo, quien se convirtió en parte fundamental de las estrategias políticas olveristas. Habrá que medir el éxito de su trabajo en relación a que el exgobernador nunca pudo disminuir la presencia del senador que ahora es mandatario.
Los olveristas no supieron trabajar con la prensa, sólo llamaban para decir “ahí te encargo”, y entre sus peticiones figuraba el bloqueo a decenas de políticos que los rebasaban en estatura y oficio. Ahora, como prensa “de oposición” –porque así se hacen llamar- intentan crear trascendidos y trabajos fuera de objetividad con el único propósito de posicionarse.
Tristemente podemos observar que los recursos desviados fueron de tal magnitud que les alcanza para poner negocios en España, grabar videos infantiles y abrir diarios digitales, todos los proyectos igual de fracasados pero siguen intentando.
Llama la atención que estos medios de reciente creación no se atreven a mencionar siquiera los temas relacionados con Olvera Ruiz, seguramente en su realidad paralela están justificados, pero mientras tanto en el resto de la población hidalguense podemos observar con desconfianza todo lo que emane de sus propiedades.
Parece que la voz de Francisco Olvera contra todos aquellos que no piensan igual que él ni siguiera logró competir por un poco de credibilidad, otro oficio en el que no fueron eficientes.
