Hoy, que Alemania está llevando a cabo una nueva pesquisa de la “conciencia” sobre posibles exnazis que estarían vivos y que deben responder por crímenes contra la Humanidad, los vacíos sociales aumentan en las democracias occidentales y la política es la pus del alma social, donde una nueva generación que no vivió el holocausto y tampoco los grandes cambios de la Guerra Fría utilizan su smartphone tratando de tomarse la selfie del día.
En la mente de los que estamos lejanos a esta generación trasciende la impugnación a seres que son “vacíos o superfluos”, para los cuales el planeta se toma desde el teléfono o la tableta, donde una red social es el vehículo de la disipación, de un empobrecimiento del espíritu donde consumir y ser visto y visible es lo importante, lo demás parece sólo ser comparsa para el escenario de la selfie.
Los grandes cambios de la humanidad para la mayor parte de estos jóvenes milenitos no existen, son confusos e irrelevantes. En los hechos, poco enfrentan el sentido de progreso, el trabajo es un escenario para la veleidad o lo superfluo, poco o nada tiene que ver con la realidad importante, aquella que permite un escaparate virtual.
Pero, ¿qué diferencia o distancia tienen los milenitas de los rebeldes sin causa?, todo indica que los rebeldes sin causa impugnaban a un mundo de mayores, vertical y distante de los problemas de la juventud, que poco apreciaba la vida silvestre y el amor y paz; mientras que los milenitas están preocupados no por oponerse a las generaciones mayores, a las cuales por cierto no hacen caso, poco entienden y no les importa entender, el pragmatismo del dinero facial y de la fiesta interminable sustituye el debate ecologista, político e inclusive, del amor.
Es verdad que no todos los milenitas son superfluos, es verdad que no se les puede ver como autómatas, ese no es el escenario, pero es cierto que si aspiramos a un debate ideológico o de prontitud histórica, eso valió madre en esta generación, son otras las condiciones que priman y más vale que nos acostumbremos, porque también las relaciones afectivas cambiarán.
Ese mundo virtual en el que ya nos encontramos nos ha dejado desolados, quizá es el nuevo malestar en la cultura, como advirtió Freud.

Por: Carlos Barra Moulain
Carlos Barra Moulain es Dr. en Filosofía Política, su ciudad natal es Santiago de Chile, encuentra en el horizonte social su mejor encuentro con la historia y hace de las calles el espacio de interacción humana que le permite elevar su conciencia pensando que la conciencia nos ha sido legada por los otros.