Antípodas políticas

Nada nuevo bajo el sol, pero sí en los esquemas del empobrecimiento político y en las formas de hacer política, donde el tejido social ha quedado en una letal indefensión, la violencia de Estado.

La torpeza de la mayor parte de los gobiernos en el orbe en el manejo de la pandemia los ha llevado, frente a la desolación y el ostracismo social, a tratar de contener sus estragos con la violencia de Estado, aquella que se enmascara en el “Quédate en casa”, estrategia de doble filo, porque si bien es cierto que disminuye la posibilidad del contagio y su efecto dominó, también evita que el roce y protesta social quede constreñida a su mínima expresión por el temor y la represión ante abordar las calles en forma cotidiana.

El “Quédate en casa” es el más claro ejemplo de la retórica política que nos vuelve antípodas de nosotros mismos, porque siembra la desconfianza de la cual el gobierno saca jugo al control social que siempre ha tenido en la espada del entramado jurídico-administrativo y hoy, como refuerzo de vacuna política, nos inocula con una medida cautelar con la que disfraza su inoperancia en el cauce y control de las tareas de clase de la burguesía que está replegada en la comodidad de su hogar aguardando la reestructuración de lo cotidiano.

Pocos se quitan el velo y el antifaz para apreciar que la pandemia vino como anillo al dedo al dominio de las élites en una era que ya era incontrolable, donde la violencia aumentaba y donde era necesario hacer un mutis político para controlar lo incontrolable, ejerciendo la violencia de Estado.

La pandemia se ha convertido en el mejor aliado del neoliberalismo, asemeja a un gran ventilador natural que oxigena el desgaste de las estructuras políticas y sus decadentes instituciones, laberintos de inconcreción ciudadana, constantes de la verticalidad del poder y de la pobreza social que hoy, en plena contingencia, se percibe con una nitidez que pasma, sin que ello implique que algo pueda cambiar en favor de los que menos tienen.

La pandemia nos muestra que gobierno y sociedad somos antípodas del poder del Estado, al menos de este tipo de Estado del capitalismo salvaje, el único que conocimos porque impone reglas que no respeta, como lo hicieron los reyes absolutistas en su tremendo poder despótico, tanto como lo son los gobiernos actuales contra su sociedad, aquella que dicen amparar.

Es necesario ver con claridad, éramos antípodas de la clase política mucho antes de entender que la política no les pertenece, que es una estructura de acción social para refrendar el equilibrio de oportunidades, aquellas que hoy no existen para el todo social y que están, desde hace décadas, infectadas por la pandemia de la política de las élites del poder.

 

Consultoría política y lectura espiritual de Tarot: [email protected]

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Por: Carlos Barra Moulain

Carlos Barra Moulain es Dr. en Filosofía Política, su ciudad natal es Santiago de Chile, encuentra en el horizonte social su mejor encuentro con la historia y hace de las calles el espacio de interacción humana que le permite elevar su conciencia pensando que la conciencia nos ha sido legada por los otros.


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CRONOS - Carlos Barra Moulain

Carlos Barra Moulain es Dr. en Filosofía Política, su ciudad natal es Santiago de Chile, encuentra en el horizonte social su mejor encuentro con la historia y hace de las calles el espacio de interacción humana que le permite elevar su conciencia pensando que la conciencia nos ha sido legada por los otros.