Los Bravos de León llegaron al estadio Alfredo Harp Helú como las víctimas ideales para los Diablos, ya que ocupaban el farol rojo con apenas 23 victorias por 46 derrotas.
La escuadra guanajuatense ha dado este año la primera oportunidad como manejadores a expeloteros como Eduardo Arredondo, Karim García y Luis Mauricio Suárez. Ya sin ninguna posibilidad de calificar, dieron de baja a su cerrador Matt Podereyko y cambiaron a su cañonero Carlos Rivero.
En el primer juego, las cosas parecían ir a pedir de boca para los escarlatas: iban ganando 4 a 0 en la tercera entrada, cuando se soltó la lluvia. Temerosos de que se les escapara el triunfo, comenzaron a arreglar el terreno, para ganarle tiempo al tiempo.
Aunque había pasado una hora de suspensión, el mánager, Juan Gabriel Castro, dejó en la loma al abridor Humberto Sosa. La maniobra fracasó: en la cuarta le empataron y en la siguiente entrada le hicieron dos más, para tomar una ventaja que ya nunca perdieron, por 10 carreras a 5. Al día siguiente, aunque comenzaron ganando, acabaron con 17 a 7 y en el juego decisivo fueron apaleados 13 a 8.
Los guanajuatenses mostraron algunas buenas cosas, con una batería respetable que incluye a Brandon Villarreal; al texano Joey Terdoslavich (16 cuadrangulares y 59 producciones); a Josuan Hernández, y a José Vargas, que por cierto salió lesionado con 17 palos de vuelta entera y 47 producciones; sin embargo, su verdadero talón de Aquiles es el picheo, pues ningún pícher ha mostrado consistencia y, como resultado, es el primer equipo eliminado de la campaña.
Por: Jorge Carrasco V.
Egresado de la Facultad de Ciencias Políticas de la UNAM. Periodista activo desde 1981 en diversos medios. Especialista en temas internacionales, deportes y espectáculos. Autor de biografías sobre Pedro Infante y Joaquín Pardavé de Editorial Tomo.
