Este martes Xi Jinping concluye su visita de dos días a Moscú, donde se entrevistó con su homólogo ruso, Vladimir Putin, para charlar sobre comercio, cooperación militar y política exterior, pero todos esperan lo que se desprenderá de sus conversaciones sobre Corea del Norte, con quien China mantiene relaciones estrechas.
Ambos presidentes parecen tener el propósito de concertar posiciones antes de acudir a la Cumbre del Grupo de los 20 (G20), que se llevará a cabo este fin de semana en Hamburgo. Cabe mencionar que también se encontraron en Beijing en mayo pasado, con motivo de la Conferencia sobre la Nueva Ruta de la Seda.
Durante los últimos seis años, China se ha convertido en el mayor socio comercial de Rusia, cuyas transacciones representaron más de 28.8 mil millones de dólares en los primeros cinco meses de 2017, por lo que la visita de Estado del presidente Xi constituye una buena oportunidad para que se concreten nuevas inversiones y se firmen acuerdos comerciales, en especial en materia de transporte y energía, frente al proteccionismo de Donald Trump y las sanciones impuestas por Estados Unidos a ambos países.
Los dos países tienen intereses militares: recientemente China y Rusia realizaron maniobras navales conjuntas en el Mar Báltico, y mientras China ha construido una base naval en el mar de China, Rusia mantiene las Islas Kuriles que reclama Japón en esa zona. Por otro lado, Beijing compra energía y alta tecnología a Moscú y ahora ambos socios comerciales están de acuerdo en que en 2020, su comercio rebasará los 200 mil millones de dólares.
La Cumbre del G20 constituye un foro de discusión sobre temas económicos y financieros, un espacio inapropiado para abordar temas políticos y diplomáticos. En la Cumbre del G20 habrá muchos Jefes de Estado y de Gobierno donde todos van a tratar temas sensibles en reuniones bilaterales, entre ellos Enrique Peña Nieto y Trump; pero esos contactos no sólo han iniciado ya con la visita de Xi a Putin, sino con la conferencia telefónica de este fin de semana entre el presidente estadounidense y el chino para hablar de los conflictos regionales y sobre Corea del Norte.
Por un lado, Rusia exige el desmantelamiento nuclear de Corea del Norte, mientras que China ha mostrado sólo molestia por los ensayos nucleares de Kim Jong-un, pero ha sido incapaz de mostrar firmeza frente a las provocaciones de ese país. Lo cierto es que ni Moscú ni Beijing están de acuerdo con el envío de misiles de Estados Unidos a Corea del Sur para defender su territorio luego de los ensayos nucleares de Corea del Norte.
China desea detener el despliegue de los misiles que forman un escudo de defensa en Corea del Norte y su retirada inmediata junto a los radares; al suponer que el sistema de radares de gran alcance es capaz de escanear una gran parte de su territorio, lo cual quebranta su propia seguridad y el equilibrio regional, sin que ello pueda disuadir a Corea del Norte a abandonar su programa nuclear.
A la vez, la conversación telefónica entre Trump y Xi del fin de semana, en lugar de relajar la tensión provocada por disputas por el Mar de China Meridional, ha tensado más las relaciones y parece alejar el buen ambiente observado entre las dos potencias durante la visita a Estados Unidos del presidente Xi en abril pasado. Ahora sólo resta esperar lo que pasará este fin de semana en la Reunión del G20 en Alemania y los resultados de los encuentros bilaterales entre las potencias, para ver con más claridad los nuevos equilibrios mundiales.
Por: José Luis Ortiz Santillán
Economista, amante de la música, la poesía y los animales. Realizó estudios de economía en la Universidad Católica de Lovaina, la Universidad Libre de Bruselas y la Universidad de Oriente de Santiago de Cuba. Se ha especializado en temas de planificación, economía internacional e integración. Desde sus estudios de licenciatura ha estado ligado a la docencia como alumno ayudante, catedrático e investigador. Participó en la revolución popular sandinista en Nicaragua, donde trabajó en el ministerio de comunicaciones y de planificación. A su regreso a México en 1995, fue asesor del Secretario de Finanzas del gobernador de Hidalgo, Jesús Murillo Karam, y en 1998, fundador del Centro de Estudios de las Finanzas Públicas de la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión.
