De la descomposición social al modelo urbano sustentable

Las nuevas lógicas de urbanización en Hidalgo se encuentran posicionando las presiones sociales por detener y contener el ecocidio ambiental que provino del ecocidio político en los manejos administrativos en los municipios.

El colapso que ha vivido Pachuca ha creado dos medidas reactivas en la gestión del alcalde Jorge Reyes que oscilan desde la formación del Comité de Planeación Urbana y la restauración de calles y avenidas a través de un programa de bacheo, el cual destinará 25 millones de pesos para tal efecto.

Por vez primera, en el Cabildo de Pachuca se proyecta una medida prospectiva en la formación del Comité de Planeación Urbana, que responde a la biodegradación citadina en torno a la ponderación de preservación social como distinción de una administración pública, que direcciona sus estrategias de urbanización para armonizar el crecimiento citadino y su impacto social.

En días pasados, las directrices de homogeneización urbana en los municipios de Hidalgo para preservar la imagen urbana han dado paso a un debate de la composición y preservación arquitectónica en la coexistencia a las tendencias de crecimiento y expansión de las ciudades en un sentido de planeación citadina que permita crear identidad social con el entorno que históricamente ha existido en cada una de las ciudades de los 84 municipios.

En esta tesitura sobresale una pregunta de forma y fondo: ¿cuáles serán las medidas que se tomarán para preservar la coexistencia ambiental con el crecimiento citadino?

La visión municipalista debe permear hacia el control de los apetitos económicos del sector secundario y del sector terciario o de servicios, donde la industria de transformación y el comercio han creado condiciones anárquicas para satisfacer sus ganancias y proyecciones de crecimiento y expansión económica. En este trazo, tanto la Unidad de Planeación y Prospectiva, que dirige Miguel Tello, como la Secretaría de Economía, que encabeza Carlos Henkel, deberán armonizar la gestión financiera que ha promovido el gobernador Julio Menchaca para crear nuevas condiciones que generen equilibrio económico entre crecimiento y desarrollo.

Las nuevas lógicas de urbanización en Hidalgo se encuentran posicionando las presiones sociales por detener y contener el ecocidio ambiental que provino del ecocidio político en los manejos administrativos en los municipios, lo que dio paso a problemáticas históricas de segregación social, asimetrías de oportunidades ciudadanas, así como pobreza y marginación en un contraste brutal y dramático producto de la concentración de la riqueza.

En toda esta atmósfera, la crisis citadina en Pachuca y las evidencias de un modelo urbano no sustentable que sólo ha generado históricamente la degradación del tejido social, impone redireccionar las lógicas que deben articular el desarrollo urbano.

Es prioritario partir de un planteamiento social que invierta el modelo de apetitos económicos urbanos en Hidalgo. La reciente creación institucional de la asociación de alcaldes que preside el alcalde de Mineral de la Reforma, Eduardo Medécigo, debe preservar desde la armonización social y no la económica, la que permite entender la identidad urbana y sus alcances ciudadanos; si persiste el modelo que satisface los apetitos económicos, el colapso citadino, el ecocidio ambiental y político seguirán siendo el pandemonio de la miseria social.

Un síntoma claro de la descomposición social producto de un modelo urbano no sustentable es el crecimiento de la beligerancia y el desencuentro social, que se encuentra causando muerte y desolación, condiciones que deben alertar sobre el deterioro orgánico de una ciudadanía que históricamente ha sido ignorada.


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